04.07.2013 Views

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Reetha, en cambio, enrojeció <strong>de</strong> ira. Olvidándose <strong>de</strong>l Ratonero y <strong>de</strong> todo lo <strong>de</strong>más<br />

excepto su furor, emponzoñada por muchos agravios, corrió hacia Samanda, gritando a<br />

sus compañeros esclavos:<br />

—¡Arriba y a por ella, cobar<strong>de</strong>s! ¿Qué pue<strong>de</strong> hacer contra todos nosotros?<br />

Y dicho esto se abalanzó con un espetón enarbolado y alcanzó a Samanda por la<br />

espalda.<br />

La señora <strong>de</strong>l palacio dio un formidable salto a<strong>de</strong>lante, sus llaves y ca<strong>de</strong>nas<br />

balanceándose frenéticamente, colgadas <strong>de</strong> su cinturón <strong>de</strong> cuero negro. Apartó a<br />

latigazos a las últimas doncellas y corrió hacia los aposentos <strong>de</strong> los sirvientes.<br />

—¡Todos tras ella! —exclamó Reetha por encima <strong>de</strong>l hombro—. ¡Antes <strong>de</strong> que recurra<br />

a la ayuda <strong>de</strong> cocineros y barberos!<br />

Partió corriendo en persecución <strong>de</strong> la mujerona. <strong>Las</strong> doncellas y pajes apenas<br />

titubearon, pues Reetha había refinado sus odios tan fácilmente como Samanda los había<br />

extinguido. Jugar a los héroes y heroínas que rescataban <strong>Lankhmar</strong> eran pamplinas, pero<br />

vengarse <strong>de</strong> su vieja torturadora era una magnífica posibilidad. Todos corrieron tras<br />

Reetha.<br />

El Ratonero, todavía en equilibrio sobre el respaldo dorado <strong>de</strong>l diván <strong>de</strong> Glipkerio, se<br />

dio cuenta un poco tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> que había perdido a su ejército y seguía teniendo el tamaño<br />

<strong>de</strong> un muñeco. Hisvin e Hisvet, sacando largos cuchillos que habían ocultado bajo sus<br />

togas negras, se interpusieron rápidamente entre él y la puerta por la que habían huido<br />

sus fuerzas. Hisvin tenía un aspecto maligno e Hisvet se parecía <strong>de</strong>sagradablemente a su<br />

padre. Hasta entonces el Ratonero no se había fijado en aquel sorpren<strong>de</strong>nte parecido<br />

familiar. Empezaron a aproximarse a él.<br />

Elakeria, a su izquierda, cogió un puñado <strong>de</strong> varas <strong>de</strong> mando y las alzó en actitud<br />

amenazante. Para el Ratonero, incluso aquellas finas varitas eran enormes como picas.<br />

A su <strong>de</strong>recha, Glipkerio, que aún retrocedía, se agachó con disimulo para coger su<br />

hacha <strong>de</strong> combate. Era evi<strong>de</strong>nte que no había oído los leales chillidos <strong>de</strong>l Ratonero, o no<br />

le había creído.<br />

El hombrecillo se preguntó por qué lado saltaría.<br />

Detrás <strong>de</strong> él, Frix murmuró en voz baja, aunque bastante sonora para sus minúsculos<br />

oídos:<br />

—Ahí va la tirana <strong>de</strong> la cocina perseguida por pajes y doncellas <strong>de</strong>snudos, <strong>de</strong>jando a<br />

nuestro héroe asediado por un ogro y dos..., ¿o son tres?..., ogresas.<br />

16<br />

Aunque Fafhrd había <strong>de</strong>scendido rápidamente por la pared <strong>de</strong>l templo, cuando llegó<br />

abajo <strong>de</strong>scubrió que, una vez más, la batalla había cambiado <strong>de</strong> un modo consi<strong>de</strong>rable.<br />

Los dioses <strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong>, aunque no habían sufrido exactamente una <strong>de</strong>rrota, se<br />

retiraban hacia la puerta abierta <strong>de</strong> su templo, dirigiendo <strong>de</strong> vez en cuando sus estacas<br />

hacia la horda <strong>de</strong> ratas que seguía acosándoles. De algunos <strong>de</strong> ellos todavía se alzaban<br />

espirales <strong>de</strong> humo, como pendones fantasmales iluminados por la luna. Tosían, o más<br />

probablemente lanzaban maldiciones que parecían toses. Sus pardas caras esqueléticas<br />

eran sombrías, tenían la expresión <strong>de</strong> los viejos <strong>de</strong>rrotados que intentan ocultar con<br />

dignidad su rabia impotente y farfullante.<br />

Fafhrd se apartó raudo <strong>de</strong> su camino.<br />

Kreeshkra y sus dos Espectros masculinos repartían mandobles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus sillas <strong>de</strong><br />

montar a otra oleada <strong>de</strong> ratas ante la casa <strong>de</strong> Hisvin, mientras sus negros caballos<br />

aplastaban roedores bajo sus cascos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!