04.07.2013 Views

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Se oyó ruido <strong>de</strong> cascos sobre las losetas. En la alta y ancha arcada <strong>de</strong> la que habían<br />

sido arrancadas las cortinas apareció Kreeshkra, todavía a lomo <strong>de</strong> caballo y tirando <strong>de</strong><br />

las otras dos monturas sin jinete. Fafhrd cogió a la muchacha esquelética por la cintura, la<br />

bajó <strong>de</strong> la silla y la abrazó cariñosamente, lo cual sorprendió bastante al Ratonero y<br />

Elakeria, pero en seguida le dijo:<br />

—Amor mío, será mejor que vuelvas a ponerte el manto y la capucha. Tus huesos<br />

mondos son para mí el summum <strong>de</strong> la belleza, pero hay aquí otras personas a las que<br />

pue<strong>de</strong>n turbar.<br />

—Ya estás avergonzado <strong>de</strong> mí, ¿verdad? ¡Oh, puritana gente <strong>de</strong> barro con mente<br />

sucia!<br />

Kreeshkra pronunció estas palabras acompañándolas con una risa áspera, pero <strong>de</strong><br />

todos modos obe<strong>de</strong>ció, mientras los arco iris en las órbitas <strong>de</strong> sus ojos centelleaban.<br />

<strong>Las</strong> otras personas a las que se había referido Fafhrd eran los consejeros, soldados y<br />

varios parientes <strong>de</strong>l anterior Señor Supremo, entre ellos el gentil Radomix Kistomerces-<br />

Null y sus diecisiete gatos, cada uno <strong>de</strong> ellos transportado y mimado por algún noble,<br />

confiando en ganarse el favor <strong>de</strong>l más probable candidato a Señor Supremo <strong>de</strong><br />

<strong>Lankhmar</strong>.<br />

Entre todos los recién llegados había algunos sorpren<strong>de</strong>ntes, como la yegua mingola<br />

<strong>de</strong> Fafhrd, que había partido con los dientes la cuerda que la sujetaba. Se <strong>de</strong>tuvo al lado<br />

<strong>de</strong> Fafhrd y le miró con los ojos inyectados en sangre, como si dijera: «No es fácil librarse<br />

<strong>de</strong> mí. ¿Por qué me has escatimado una batalla?».<br />

Kreeshkra acarició el morro <strong>de</strong> la bestia, y observó a Fafhrd:<br />

—Con toda evi<strong>de</strong>ncia, eres un hombre que <strong>de</strong>spierta una profunda lealtad en los<br />

<strong>de</strong>más. Confío en que tú mismo tengas la misma cualidad.<br />

—Jamás du<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mí, querida —respondió Fafhrd sinceramente.<br />

Entre los recién llegados también estaba Reetha, quien parecía tan feliz como un gato<br />

que ha lamido leche, o una pantera un líquido más vital, y <strong>de</strong>snuda con excepción <strong>de</strong> tres<br />

anchas lazadas <strong>de</strong> cuero alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> su cintura. Echó los brazos al cuello <strong>de</strong>l Ratonero.<br />

—¡Vuelves a ser gran<strong>de</strong>! —exclamó regocijada—. ¡Y los has vencido a todos!<br />

El Ratonero aceptó el abrazo, aunque su rostro expresaba insatisfacción.<br />

—¡Buena ayuda me has prestado! —dijo en tono áspero—. ¡Tú y tu ejército <strong>de</strong>snudo,<br />

abandonándome cuando más apurado estaba. Supongo que habéis acabado con<br />

Samanda.<br />

—¡Naturalmente! —Reetha sonrió como una tigresa saciada—. ¡Cómo chisporroteó!<br />

Mira, muñeco, me he ro<strong>de</strong>ado la cintura tres veces con su cinturón <strong>de</strong> autoridad. Oh, sí, la<br />

acorralamos en la cocina y la <strong>de</strong>rribamos al suelo. Cada uno <strong>de</strong> nosotros cogió una aguja<br />

<strong>de</strong> su pelo, y entonces...<br />

—Ahórrame los <strong>de</strong>talles, cariño —le interrumpió el Ratonero—. Esta noche he sido rata<br />

durante nueve horas, con todas las repugnantes sensaciones <strong>de</strong> una rata, y eso ha sido<br />

más que suficiente. Ven conmigo, amor; hay algo que <strong>de</strong>bemos hacer antes <strong>de</strong> que se<br />

reúna aquí <strong>de</strong>masiada gente.<br />

Poco <strong>de</strong>spués, cuando regresaron, el Ratonero llevaba una caja envuelta en su manto,<br />

mientras que Reetha llevaba una túnica violeta, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cual seguía, en tres<br />

lazadas, el cinturón <strong>de</strong> Samanda. La multitud había aumentado, en efecto. Radomix<br />

Kistomerces ya había sido investido <strong>de</strong> manera informal con el cargo <strong>de</strong> Señor Supremo<br />

<strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong>, y estaba sentado, un tanto divertido, en el diván <strong>de</strong> audiencias en forma <strong>de</strong><br />

concha marina dorada, junto con sus diecisiete gatos, y también la sonriente Elakeria, que<br />

se había envuelto con el cobertor, como un sari que realzaba su figura <strong>de</strong> sílfi<strong>de</strong>.<br />

El Ratonero hizo un aparte con Fafhrd.<br />

—Vaya, veo que has conseguido una chica estupenda —observó sobre Kreeshkra, <strong>de</strong><br />

un modo poco a<strong>de</strong>cuado.<br />

—Sí que lo es, ¿verdad? —convino Fafhrd, imperturbable.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!