PNUD • Libertad para elegir - Programa de las Naciones Unidas ...

Libertad para elegir:Cultura • Comunicación • Desarrollo Humano SustentableLa legislación en materia cultural históricamente comenzó con la necesidad de afianzar valores queproveyeran de significación, conciencia de identidad y solidez histórica a un modelo jurídico concebidodentro de un proyecto de nación. La lucha fue a dar certidumbre jurídica en escala constitucional a lasinstituciones culturales de orden federal. Dotar de rango constitucional a las decisiones publicas en lamateria, convertía al tema en una razón de Estado, pasaba a ser pilar de su identidad y su historia y, porende, un asunto de soberanía, de ahí la importancia del Congreso de la Unión como representante delEstado Mexicano.El tema de la cultura ha sido tema fundamental en el debate político pasado y presente. Sin embargo,lo que también es cierto, es que si por un lado la cultura fue el elemento unificador y la base sobre lacual se configuró el Estado nacional, por otro lado, ha enfrentado un conflicto de inferioridad/superioridadentre la visión indígena, criolla y mestiza. A lo largo de la historia de las legislaciones se han superpuestovisiones e intereses según la coyuntura en la creación de cada ley. No hay que olvidar que granparte de la legislación cultural de hace más de dos siglos obtuvo gran influencia del contexto positivistade la historia mexicana. Poseedores de una verdad válida para todos los hombres, los positivistas, encabezadospor Gabino Barreda y Justo Sierra, atacaban con pretensiones políticas precisas todas aquellasverdades que no se amoldaran con la suya, para ellos, el indio pertenecía a una raza inferior, precisamentese le excluye por considerarse una raza conquistada no como mexicano. Su idea de nación mexicanalo excluye por ser el menos apto, el perdedor que ha sido vencido por el más apto: la burguesía mexicana.“En el nuevo orden sólo se reconocen los derechos del mas fuerte; solo poseen los bienes aquellosindividuos que se han mostrado capaces de obtenerlos; la forma no importa. El Estado no debe preguntarsepor la forma en que estos bienes se han obtenido; su misión es la de protegerlos”. (Zea, 1988, p. 294). 2De esta manera la raza indígena era un obstáculo a la normalización de la democracia. Sólo el neo mexicano(el mestizo) era capaz de transformar al indígena, y así, los pueblos indios fueron despojados de sustierras en nombre del orden y del progreso.El porfirismo durante treinta años cumplió con estas directrices 3 hasta que las clases menos favorecidastomaron conciencia de si mismas campesinos y obreros, intelectuales como José Vasconcelos y AntonioCaso que pretendían restaurar la filosofía, comenzaban a concebir la labor del positivismo como agotaday estrecha, abriendo paso a la libertad del espíritu, libertad creadora y desinteresada. Esta experienciahumana da luz a la posibilidad de elegir desde la libertad, de esta manera, dos siglos después, se puedecircunscribir al esquema de desarrollo humano propuesto por el Programa de las Naciones Unidas parael Desarrollo (PNUD) que “consiste en que cada individuo tenga la libertad para elegir el pleno desarrollode su funcionalidad y capacidad a través de las actividades que decida valorar. Este esquema no consideraal ser humano como un ser abstracto, sino como un actor, un participante activo en todas aquellas2 Leopoldo Zea. El Positivismo en México: Nacimiento, Apogeo y Decadencia. Fondo de Cultura Económica, México, 1988.3 Irónicamente fue en esta etapa donde se originaron las leyes para la protección y conservación del patrimonio cultural mexicano.90