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Anatomía Clínica - Pró 1ª

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30<br />

<strong>Anatomía</strong> clínica<br />

Epífisis<br />

Cartílago articular<br />

A. epifisaria<br />

V. epifisaria<br />

Metáfisis<br />

Linfático perióstico<br />

A. medular<br />

N. perióstico<br />

Diáfisis<br />

A. perióstica<br />

Cavidad medular<br />

Periostio<br />

A. nutricia<br />

V. centromedular<br />

V. nutricia<br />

Fig. 1-19. Vascularización de un hueso largo. Corte longitudinal esquemático.<br />

Vascularización del hueso<br />

Las arterias del hueso son numerosas y su organización<br />

depende del tipo de hueso que se considere.<br />

En los huesos largos las arterias se clasifican en tres<br />

sistemas. Para el sistema vascular diafisario, la arteria<br />

principal del hueso penetra por el foramen nutricio<br />

de mayor calibre. La arteria nutricia ingresa en dirección<br />

oblicua a través del hueso compacto de la diáfisis, formando<br />

el conducto nutricio (fig. 1-19). En el miembro<br />

superior las arterias nutricias se dirigen hacia el codo y<br />

en el miembro inferior, en cambio, se alejan de la rodilla.<br />

La arteria nutricia se distribuye en el tejido óseo<br />

compacto por los conductos centrales y transversos de la<br />

osteona. En la médula ósea sus ramas recorren la cavidad<br />

medular del hueso.<br />

El periostio que recubre la diáfisis se encuentra ricamente<br />

vascularizado por arterias de la proximidad (músculos,<br />

ligamentos) que dan origen a una abundante red<br />

vascular arterial. Cuando se separa el periostio, se produce<br />

una abundante hemorragia en la superficie. En el<br />

sistema perióstico, los vasos periósticos se introducen<br />

por forámenes de menor diámetro hacia los conductos<br />

nutricios, donde se ramifican y capilarizan, anastomosándose<br />

con las arterias endósticas originadas en el sistema<br />

precedente.<br />

El sistema epifisometafisario se origina en las arterias<br />

articulares, las arterias musculotendinosas vecinas y<br />

algunas arterias propias para la epífisis y la metáfisis.<br />

Las arterias de la médula ósea proceden de la<br />

arteria nutricia diafisaria. Estas arterias se capilarizan,<br />

para continuarse en los sinusoides que las conectan con<br />

la vena centromedular.<br />

Los sistemas que irrigan el tejido óseo de los huesos<br />

largos y las arterias que irrigan la médula ósea en su interior<br />

se anastomosan entre sí.<br />

Los huesos planos se irrigan por dos tipos de arterias.<br />

Las arterias periósticas constituyen una red<br />

perióstica de donde nacen ramas que penetran en el<br />

hueso por forámenes de diámetro intermedio y pequeño.<br />

Las arterias orificiales penetran en el hueso por<br />

orificios de mayor tamaño describiendo un trayecto oblicuo<br />

con respecto a la superficie del hueso.<br />

La irrigación de los huesos cortos procede de dos<br />

fuentes. Las arterias periósticas se originan en las arterias<br />

de la vecindad y pueden formar una red anastomótica<br />

perióstica cuyas ramas atraviesan el hueso cortical.<br />

Las arterias orificiales se originan también en las arterias<br />

de la vecindad, como arterias propias del hueso, y<br />

penetran por forámenes vasculares más grandes y<br />

extraarticulares. Pueden originarse en arterias musculotendinosas<br />

y ligamentosas.

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