06.01.2016 Views

8SFH0s

8SFH0s

8SFH0s

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

academias españolas o estadounidenses) y cada vez menos de campos como la literatura, la filosofía, la<br />

historia. Una excepción a esta tendencia es la curiosa concurrencia de varios autores inscritos en el<br />

derecho y la sociología.<br />

Por otro lado, el alcance de los resultados de las investigaciones se concentra también en ámbitos bien<br />

específicos: los textos se orientan preferentemente a la intervención en debates contingentes y<br />

nacionales (por ejemplo, al hablar de legislaciones de prensa) y pierden presencia los debates<br />

regionales latinoamericanos y los trabajos de perspectiva histórica, que ya no son la tendencia<br />

predominante.<br />

El fin de la década de los noventa encuentra a la comunicación como un campo instalado en los<br />

departamentos universitarios y modelado de acuerdo a sus exigencias institucionales: con mayor<br />

producción académica, más uniforme, pero cuyos resultados tienen alcances acotados a las coyunturas<br />

nacionales y cuyas preguntas han vuelto a mirar, de preferencia, a los medios masivos de<br />

comunicación. En este contexto, la literatura crítica se ha transformado en el “marco teórico” de unas<br />

investigaciones generalmente conducidas por métodos cuantitativos o funcionalistas. De esta forma,<br />

por ejemplo, el número 56 de Chasqui (1996) presenta un primer grupo de artículos que realizan<br />

revisiones históricas pero que no están animadas por una actitud “crítica”, mientras un segundo grupo<br />

de textos, que puede englobarse en la categoría temática de “periodismo y democracia”, tienen el<br />

propósito explícito de intervenir directamente en la contingencia política de Ecuador. Los números 8<br />

(1997) y 12 (1999) de la revista mexicana Razón y palabra, por su parte, dedican sus monográficos a<br />

los temas “Políticas de comunicación” y “Comunicación y democracia”, respectivamente. En estas<br />

ediciones es posible percibir la dualidad de concepciones epistemológicas sobre la comunicación, la<br />

dispersión temática y de referencias bibliográficas, así como el importante peso que tienen las matrices<br />

funcionalistas en el diseño y realización de las investigaciones. El número 53 de Diá-logos de la<br />

comunicación (1998) reafirma esta percepción, presentando un conjunto de investigaciones acerca de la<br />

relación entre medios y violencia urbana, en las que es sencillo diferenciar las dos matrices. Es posible<br />

afirmar que la antigua sociedad entre investigación empírica y perspectiva crítica, tan lúcida en los años<br />

setenta, ha dado lugar a un quiebre epistemológico entre trabajos que son inevitablemente empíricos a<br />

la vez que funcionalistas, o críticos pero “literarios”. El número 57 (2000) de la misma revista, en su<br />

monográfico “El rol político de los medios de comunicación”, se abre ya completamente a otras líneas<br />

de investigación distintas de la culturalista. Vuelven a ser notorias las dos matrices antes mencionadas y<br />

ocurre un hecho decidor: es el primer número de Diá-logos que ya no cita en ninguno de sus artículos a<br />

Jesús Martín Barbero.<br />

La institucionalización del campo de estudios en las universidades supuso la subsunción de las dos<br />

concepciones de comunicación en una -aparentemente- única práctica investigativa. ¿Era esto una<br />

consecuencia necesaria o inevitable? ¿El desdibujamiento de la perspectiva crítica culturalista tiene<br />

como causa principal su establecimiento en las universidades, o hay otros factores que lo expliquen?<br />

Hay que atender ciertamente los cambios en los contextos latinoamericanos, que propiciaron la llegada<br />

de la comunicación a unas instituciones con rasgos bien particulares: el desarrollo y entronización de<br />

las políticas neoliberales en la región, la apertura económica y cultural del continente a los mercados<br />

globales, la estructuración de las políticas nacionales en torno a las lógicas de mercado, imprimieron en<br />

las universidades rasgos patentes y determinantes hasta el día de hoy. Transformadas en corporaciones<br />

transnacionales de saber, las unidades académicas “operacionalizan” los discursos críticos en pos de<br />

sus índices de productividad e impacto, y los marcos teóricos que se forjaron a fines de los ochenta<br />

parecen perder su capacidad de interpelación. Mientras más robustas son las instituciones académicas,<br />

más endogámicos se vuelven los circuitos de difusión de la producción científica (véase Verón, 1999:<br />

156

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!