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Lo anterior, va acompañado de la posibilidad creciente de que la producción de informaciones no sea ya<br />

exclusividad de los periodistas, reconocidos para ello por la sociedad (Rodrigo Alsina, 1996). Por el<br />

contrario, actualmente son los medios de prensa los que buscan los aportes de cualquier persona armada<br />

de algún artefacto que le permite registrar hechos o comentar situaciones, generando la impresión de una<br />

extendida democratización y horizontalidad en la producción de contenidos y beneficiándose de una<br />

producción de muy bajo o nulo costo (información en el lugar de los hechos, en directo y gratuita).<br />

No se trata solamente de nuevas formas de producción, motivadas por los cambios tecnológicos, sino<br />

que se habría producido una transformación profunda en el carácter mismo de la actividad, a partir de la<br />

lógica de la segmentación de audiencias. La introducción de la narrativa de la ficción dramática, en el<br />

periodismo televisivo especialmente; el predominio de la dimensión económica de las estrategias de los<br />

medios, entendida como modelo de negocios (Bofill, 1993; Ríos, 1996; Santibáñez & Luengo, 1993;<br />

Underwood, 1993); la autoreferencialidad de las rutinas profesionales(Bourdieu,1995); la<br />

intermedialidad que rompe la relativa compartimentación de medios, lenguajes, géneros y formatos<br />

propios de la comunicación de masas, son algunas de las manifestaciones de un fenómeno creciente que<br />

busca relacionarse con audiencias segmentadas de consumidores con demandas específicas de<br />

información acotada y que ya no pretende entregar ninguna perspectiva sobre la totalidad social.<br />

Estos procesos no implican solo la posibilidad de nuevos aspectos (mayor transparencia, por ejemplo) o<br />

instrumentos (más y mejor tecnología que facilita la producción, circulación y acceso a contenidos), sino<br />

que significan la incorporación de lógicas y esquemas de percepción e interpretación del mundo y de<br />

construcción de la realidad social distintas a las conocidas hasta ahora. Ello ha creado las condiciones<br />

estructurales para el abandono de la búsqueda de legitimidad en las conciencias de los ciudadanos, para<br />

concentrarse en la captura de segmentos de demandas en el mercado de las opiniones.<br />

El resultado de estos procesos de segmentación y creciente heterogeneización es un nuevo tipo de<br />

cultura cotidiana marcada por la hipervaloración de la individualidad (Lipovetsky, 1996). La vida social<br />

se personaliza y sicologiza, en un antropocentrismo de corto alcance. Contrariamente a lo que muchas<br />

veces se dice, ello no implica la renuncia a lo colectivo. Centrado cada vez más en sí mismo, el<br />

consumidor busca y necesita del contacto con otros como él. Es la busca de mismos y con ello la muerte<br />

del Otro, cuya existencia era indispensable para la identidad del sujeto moderno y para la política como<br />

lugar de resolución de conflictos y de construcción de unbien común(Sennett, 2002).<br />

En esta sociedad hiperindividualizada, las nuevas tecnologías permiten rastrear y perfilar los gustos<br />

personales de los consumidores de información y le permite a los medios saber qué demandan, qué<br />

prefieren leer, qué nota del sitio web revisaron, etc. y producir contenidos hipersegmentados.<br />

Revisando los procesos<br />

Desde el inicio de la vida republicana la prensa se instaló como un actor socio-cultural que no se reducía<br />

a ser una herramienta de voluntades y dinámicas exteriores, sino que influyó en el desarrollo de los<br />

acontecimientos, por medio de “su capacidad material para generar “hechos” políticos (sea<br />

orquestando campañas, haciendo circular rumores, etc.), en fin, “operar” políticamente, “intervenir”<br />

sobre la escena partidaria sirviendo de base para los diversos intentos de articulación (o<br />

desarticulación) de redes políticas”(Palti, 2004: 177).A través de sus estrategias periodísticas, que<br />

naturalmente apuntaban en dirección a sus propios objetivos, el medio era un actor que operaba sobre el<br />

contexto socio-cultural, desde una estrategia propia, y en esa perspectiva, interactuando con otras dinámicas<br />

que provenían desde otros ámbitos o prácticas sociales.<br />

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