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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
los datos, a la contradicción entre resultados… se añaden problemas de validez y dudas
teóricas. Siendo imprescindibles, como lo son, las investigaciones longitudinales a
medio y largo plazo ¿son aplicables al momento presente los datos de quienes fueron
adoptados hace décadas, cuando la realidad familiar era tan distinta a la actualidad, y
tan diferentes las concepciones y procesos de la adopción? ¿Pueden considerarse parte
del mismo fenómeno realidades tan distintas como observamos en diferentes países
del mundo? Aparte del término “adopción” que utilizamos para denominarlas a todas
¿qué tienen en común las adopciones de países en los que se fuerza o se incentiva el
abandono de recién nacidos, con la de aquellos en los que la adopción internacional
queda reservada a niños mayores o con características que no son aceptadas por las
familias locales? Recientes investigaciones han encontrado excelentes resultados en
cuanto a satisfacción familiar y adaptación del menor precisamente en las adopciones
efectuadas en países donde la adopción carece de garantías éticas y jurídicas y se tramitan
con procedimientos cercanos al tráfico de niños ¿Cómo encontrar la relación, por
un lado, entre “buenas prácticas” y “buenos resultados”, y por otro lado, evitar que
puedan justificarse con coartadas científicas “malas prácticas con buenos resultados”?
Al igual que la física posterior a Heisenberg tuvo que incorporar como elemento
constitutivo el principio de incertidumbre debido a la imposibilidad de calcular
al mismo tiempo la posición y el movimiento de una partícula, es posible que
debamos aceptar en nuestro campo también un cierto principio de incertidumbre ante
la dificultad de considerar conjuntamente todas las variables implicadas. En el
fondo, como bien saben los padres adoptivos, la incertidumbre es inherente a la adopción.
¿Qué es la adopción, ese proceso de hacer hijo al hijo abandonado de otro, sino
la asunción de un extraño como propio, pese a desconocerlo casi todo de él? Tras
este oxímoron que supone hacer propio al ajeno se esconde toda la grandeza y servidumbre
de la institución adoptiva. Mal pronóstico tendría una adopción cuyos
protagonistas exigieran el parecido, la ausencia de riesgo, la semejanza, la identidad,
el cumplimiento puntual de todas las expectativas… Quienes se ofrecen a
adoptar un niño ajeno como hijo asumen también el principio de incertidumbre.
La adopción internacional es, sin duda alguna, una materia apasionante que
reclama desarrollo teórico e investigaciones rigurosas. La doctora Ana Berástegui
ya nos sorprendió hace años con su primera y premiada investigación, un estudio
pionero sobre las adopciones internacionales truncadas y en riesgo, tema que debe
retomar y profundizar en el futuro. Con la investigación que nos ocupa, vuelve a
ofrecer un material valiosísimo para todos los profesionales que debemos fundamentar
nuestro trabajo en esa pregunta fundamental: “¿Cómo están los niños?”.
Antonio Ferrandis
Doctor en Ciencias de la Educación
Jefe del Departamento de Adopciones (IMMF)
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