La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

LA ADAPTACIÓN DE LOS MENORES EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
2.1.3. ESTUDIOS EN POBLACIÓN GENERAL
Intentando superar las dificultades metodológicas de los estudios precedentes, el
mayor contingente de la investigación sobre el riesgo psicológico asociado a la adopción
se ha basado en población general, sin atender a la presencia o el tipo de tratamiento
psiquiátrico de los menores (Bimmel y cols., 2003; Brodzinsky, Radice, Huffman
y Merkler, 1987; Brodzinsky, Schechter, Braff y Singer, 1984; Fergusson, Lynskey
y Horwood, 1995; Fisher, Ames, Chisholm y Savoy ,1997; Hoksbergen , 1997b; Lipman,
Offord, Racine y Boyle, 1992; Logan, Morral y Chambers, 1998; Smith, Howard,
Monroe ,1998; Verhulst, 2000; Verhuslt and van der Ende, 1992; etc). Estos estudios nos
sitúan ante una realidad en la que encontramos más semejanzas que diferencias entre
el común de adoptados y de no adoptados aunque estas últimas siguen existiendo.
En la mayoría de estos estudios (Brodzinsky y cols., 1987; Brodzinsky y
cols.,1984 ; Fisher y cols., 1997; Haugaard, 1998; Hoksbergen, 1997b; Lipman y cols.,
1992; Logan y cols., 1998; Smith y cols., 1998; Verhulst y cols., 1990; Verhulst and
van der Ende, 1992; etc), la variable adaptación psicológica es medida a través del
Child Behavior Checklist (CBCL) de Achembach y Edelbrock (1983) con lo que se
mantiene una concepción taxonómica y dimensional de la adaptación psicológica
y los problemas de conducta que nos permite definir concretamente la conducta
de los niños y las niñas, en referencia a su edad, y situarlos en un continuo de
ajuste psicológico tanto general como en relación a determinados síndromes clínicos
de diferente grado de especificidad. Esta utilización del CBCL permite comparar
las distintas muestras, no sólo con muestras de no adoptados sino con la población
normativa en los distintos países.
Los principales estudios conducidos desde esta perspectiva metodológica coinciden
en afirmar que los adoptados tienen, de media, mayores problemas emocionales
y conductuales que los no adoptados, especialmente en lo que se refiere a
conductas externalizantes e hiperactivas aunque el tamaño de las diferencias es
poco pronunciado (Andresen, 1992; Bimmel y cols., 2003; Dalen y Saetersdal, 1992;
Dalen y Rygvold, 1999; Deutch, Swanson, Burell y cols., 1982; Fergusson y
cols.,1995; Sharma, McGue y Benson, 1996a; Verhulst y cols., 1990; Wierzbicki, 1993).
Algunos autores también han encontrado mayores problemas internalizantes en
población adoptada (Kim y cols., 1999; Stams, Juffer, Rispens y Hoksbergen, 2000).
En adopción internacional, una de las investigaciones paradigmáticas es la conducida
por Verhulst y sus colaboradores (1990) que encuentran, en una muestra de
2.148 adoptados internacionales con un grupo control equiparado de no adoptados,
ligeras diferencias de medias en diversas áreas del comportamiento (los adoptados
tienen mayores problemas de conducta externalizante, peores resultados académicos
y menos habilidades sociales) pero estas diferencias eran muy pequeñas
y poco significativas. En la adolescencia las diferencias se hacían algo mayores específicamente
en conducta delincuente e hiperactividad.
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