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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
encuentran son significativas aunque relativamente débiles para predecir la adaptación
en la adolescencia. Este estudio reduce los problemas de investigar con niños
que tienen historias muy diferentes y que están en momentos evolutivos también
diferentes.
En esta dirección, la investigación de Palacios y Sánchez (1996a) sobre la adopción
en Andalucía compara a los adoptados, no sólo con sus compañeros de clase
actuales, sino con los que serían sus compañeros de no haber sido adoptados (niños
que permanecen en las instituciones o bien que se han criado en sus familias biológicas
en entornos similares al entorno original de los adoptados) y encuentran diferencias
en la edad escolar entre los compañeros de los adoptados y los que éstos
dejaron atrás con la adopción en el total de problemas de conducta; mientras que los
adoptados quedan situados en posiciones intermedias, no diferenciándose significativamente
ni de unos ni de otros aunque sus puntuaciones se encuentran ligeramente
más cerca de las puntuaciones de sus compañeros actuales. Esto es así a pesar de
que el 42% de la muestra pertenece al grupo de adopciones especiales. Cuando atienden
a conductas específicas encuentran, como ya hemos apuntado, que los adoptados
tienen más problemas de hiperactividad en edad escolar que sus compañeros
actuales, no diferenciándose del resto de los grupos. Sin embargo tienen menos problemas
de ansiedad que los institucionalizados, tanto en edad escolar como a partir
de los 12 años, no existiendo diferencias con sus compañeros actuales.
Palacios y Sánchez (1996b) también encuentran un alto grado de satisfacción
en los padres con respecto al rendimiento académico de sus hijos, datos que concuerdan
con los aportados por los profesores. Por el contrario, encontramos diferencias
entre ambos grupos (adoptados y sus compañeros) y los niños que permanecieron
institucionalizados que muestran, mayoritariamente, resultados
académicos inferiores o muy inferiores a la media. En la misma línea, tanto los
adoptados como sus compañeros actuales tienen mayor motivación hacia el aprendizaje
que los niños institucionalizados o los menores que han permanecido con
sus familias biológicas en las zonas de las que provienen los adoptados.
Estos datos indican que, a pesar del riesgo inherente a la salud psicológica, a
la integración familiar y a otras áreas del desarrollo en comparación con sus pares
no adoptados, para la mayoría de los adoptados, la adopción es una experiencia
que cambia por completo sus perspectivas vitales y reduce significativamente el
riesgo inherente a su historia previa de privación (Marcovitch, Goldberg, Gold y
cols., 1997; Palacios y Sánchez, 1996a).
A pesar de los positivos resultados de la investigación, el conjunto de los datos
referidos también indican que de un 25 a un 30% de los adoptados internacionales
tienen problemas asociados al lenguaje, el aprendizaje, la identidad y la diferencia
racial. Los esfuerzos investigadores deberían centrarse, por lo tanto, en determinar
cuáles son las variables y dinámicas que facilitan esta adaptación y cuales
la dificultan.
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