La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

CONCLUSIONES
ción familiar lo que va en la linea de los estudios sobre la ruptura que concluyen
que adopción múltiple o bien no tiene relación con la ruptura (Barht y cols., 1988)
o implica un discreto aumento de riesgo de inadaptación (Benton y cols., 1985,
Berástegui, 2003b; Boneh, 1979, Erich y Leung, 2002; Hoksbergen y cols., 1988;
Kadushin y Seidl, 1971).
7.3.2. VARIABLES DE LA FAMILIA
La mayoría de los padres (58,3%) y de las madres (64,8%) tuvieron estudios
universitarios medios o superiores. Tan sólo un 5,5% de los padres y un 6,3% de
las madres no habían ido más allá de la educación primaria. En consecuencia, un
alto porcentaje tanto de los padres como de las madres eran profesionales superiores
(del campo de la salud, de la educación u otros profesionales (37,3% de los
padres y 44,1% de las madres) o directivos o gerentes de empresas (6,6% y 1,2%
respectivamente). El nivel de ingresos también fue alto, obteniendo más del 57,8%
de las familias unos ingresos netos mensuales de más de 2400€. Las familias monoparentales,
al sólo tener una fuente de ingresos en la familia, tuvieron un nivel económico
significativamente inferior que las biparentales.
El nivel de estudios del padre correlaciona con un menor nivel de problemas
de atención, de conducta agresiva y de problemas de conducta tras el periodo de
adaptación. Estos resultados concuerdan con los de Miller y cols. (2000) que encuentran
un mayor carácter problemático en la conducta de los adoptados frente a los
no adoptados en las familias con bajos niveles educativos.
Por otro lado, a mayor nivel de estudios de la madre se da menor estrés por
transición a la parentalidad y menor estrés derivado de las necesidades especiales
del menor. La edad del padre también correlacionaba con un menor nivel de estrés
en general y un menor estrés por transición a al parentalidad. En población normativa
ya se había encontrado que en padres con bajos niveles educativos se daba
un mayor estrés parental (Ostsberg y Hagekull, 2000; Lavee y Sharlin, 1996).
En nuestras familias no se encuentra relación entre el grado de adaptación y
el nivel de estudios. Por lo general, estos resultados son contrarios a los estudios
sobre la ruptura en la que mayoritariamente se da una relación inversa entre nivel
de estudios y ruptura (Festinger, 1986; Rosenthal y cols., 1988) o bien se plantea
una relación curvilínea (Barth y cols., 1988; 1990; Berástegui, 2003b). Además, la
hipótesis de la doble influencia de el nivel de estudios de las madres sobre las
expectativas y los recursos familiares (Berástegui, 2003b; Hoksbergen y cols., 1988)
queda falsada. Ni las familias con menores niveles educativos ponen en marcha
menores recursos de afrontamiento ni las familias con más altos niveles educativos
parecen frustrar más unas altas expectativas de adaptación en nuestra muestra.
Los ingresos familiares correlacionaron con un aumento del estrés por transición
a la parentalidad, un mayor aumento del trabajo en casa y con mayores difi-
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