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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
a) El lenguaje cotidiano es un lenguaje contextualizado. En él, el sentido y la
comprensión del mismo está apoyado tanto en el contexto de la comunicación
y otros aspectos no verbales de la comunicación como en el contexto
de las palabras mismas. Es el lenguaje usado en la conversación normal del
día a día.
b) El lenguaje académico o escolar es un lenguaje descontextualizado y casi
exclusivamente verbal en el que el sentido y la comprensión no viene dada
por la situación comunicativa sino por su significado abstracto.
Los problemas de lenguaje de los adoptados tienen que ver con el uso del lenguaje
académico que exige de niveles cognitivos y lingüísticos más complejos que
el lenguaje cotidiano. El problema es que el lenguaje cotidiano no tiene que ver
con los resultados académicos, mientras que hay una relación significativa entre las
habilidades de manejo del lenguaje académico y los resultados escolares no sólo
en las asignaturas relacionadas con el lenguaje, sino también en otras áreas como
las matemáticas (Dalen 1995; Dalen y Rygvold, 1999).
Glennen y Masters (2002) encuentran que los retrasos a medio plazo en el desarrollo
del lenguaje incrementan a medida que lo hacía la edad de la adopción, lo
que las autoras explican por el menor tiempo de exposición al lenguaje de la familia
y por los patrones de transferencia e interferencia entre lenguas que pueden
afectar a la adquisición del lenguaje adoptivo.
Otros autores, sin embargo, aportan datos que refutan en cierto modo la hipótesis
de que los retrasos en el desarrollo se deban, exclusivamente, a la falta de exposición
previa a ese lenguaje y que dirigen las explicaciones hacia la falta de estimulación
temprana de los niños de entornos carenciales. Por ejemplo, López y García
(1997) y Fernández (2000) describen problemas de lenguaje en los niños de adopciones
especiales en España que, evidentemente, han sido expuestos desde su primera
infancia a la misma lengua que tendrán en su entorno adoptivo. Por el contrario,
Hoksbergen (1997b) aporta que los niños tailandeses no tienen problemas de lenguaje
en Holanda, cuando la diferencia lingüística entre los países es muy grande.
De un modo más contundente, la propia Glennen (2002) expone un estudio de
Dubrovina (1991) sobre los niños institucionalizados en Europa del Este en el que
se describen problemas de lenguaje en estos niños antes de salir de los orfanatos.
En este estudio se encuentra que el 60% de los niños institucionalizados aún no
hablaban entre lo 24 y los 30 meses y que, un año después, sólo el 14% de los niños
podían usar frases de dos palabras. Entre los 3 y los 4 años estos niños eran descritos
como limitados en su vocabulario, con retrasos en la comprensión del lenguaje
y un habla ininteligible.
En este sentido podemos afirmar que, incluso los niños adoptados a edades
muy tempranas, y que consecuentemente aún no han asumido los esquemas lingüísticos
de su lengua “materna” en ocasiones tienen problemas relacionados con
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