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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
hijos (5,38) mientras que para las familias que tenían hijos adoptivos la edad de los
menores se situó entre ambos grupos no presentando diferencias significativas. En
la mayoría de los casos los hijos previos eran mayores en edad al adoptado (en un
5,5% menos de un año mayor, en un 23% entre uno y tres años mayor, en un 26,1%
entre tres y seis años mayor, en un 17,4% entre seis un nueve años mayor y en un
21,7% de los casos entre 9 y 22,19 años mayor). Existe una relación significativa entre
la edad de adopción del menor y la diferencia de edad con el hermano inmediatamente
anterior (rho=0,425) de manera que a mayor edad del menor también se hacía
mayor la diferencia entre hermanos. La mayoría de nuestra muestra no había tenido
más hijos tras la adopción y hasta el momento del estudio salvo un caso que
había tenido un hijo biológico y nueve que habían vuelto a adoptar. En definitiva,
la mayoría de las familias sólo tiene un hijo (50,9%), un 38,8% tiene dos, un 7,3%
tiene tres y un 3% más de tres hijos.
En el momento actual, las familias que tenían hijos biológicos previos mostraron
mayores problemas sociales, de atención y mayores problemas de conducta en
general que los que ya habían adoptado previamente. Además tuvieron un mayor
estrés derivado de las dificultades de vinculación, de integración social y escolar,
de inserción cultural y de estigmatización que el resto de las familias, más estrés
en general que los que ya habían adoptado y más desequilibrio entre los miembros
de la pareja que los que no tenían hijos. En cuanto a la evaluación cognitiva
de la situación, estas familias mostraron menores expectativas de control y una
mayor violación de sus expectativas que el resto de las familias y, por último, unas
tasas más bajas de adaptación familiar que las que ya habían adoptado previamente.
Todos estos datos concuerdan con los estudios que sitúan a las familias con
hijos biológicos en mayor riesgo de ruptura que en el resto de las familias (Berástegui,
2003b; Berry y Barth, 1990; Hoksbergen y cols., 1988; 1997, 1998; Kadushin
y Seidl, 1971; Marcovitch y cols., 1997). El hecho de los problemas más estresantes
sean los relacionados con la vinculación, la estigmatización y la integración tanto
escolar y social como cultural y de que tengan mayores tasas de violación de expectativs
apoya la hipótesis de que estas familias pueden estar queriendo repetir las
experiencias ya vividas con sus anteriores hijos, experiencias que no concuerdan
con la vida con el menor adoptado (Rosemboom, 1994). Por otro lado, la hipótesis
de que estas peores tasas de adaptación se den por un mayor conflicto entre los
hermanos (Ternay y cols., 1985) parece no sostenerse habida cuenta de que no hay
más problemas entre hermanos en estas familias que en el resto.
Por otra parte, las familias que no tenían hijos mostraron mayores dificultades
de vinculación, de integración social y escolar y de integración cultural que los que
ya habían adoptado previamente, menos dificultades entre los hermanos 28 que el
28 Se pueden dar dificultades entre hermanos en estas familias cuando adoptan a más de un menor.
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