La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

LA ADAPTACIÓN DE LOS MENORES EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
basada en las expectativas) y plantea un estudio que trata de superar estas dificultades
metodológicas. En él se usa una encuesta nacional a familias por lo que
la información pedida no estaba enfocada a la adopción y no encuentra diferencias
entre adoptados y no adoptados ni en bienestar, ni en actitudes hacia la vida familiar,
ni en comportamiento o valores parentales ni en la percepción de éstos sobre
el comportamiento de sus hijos.
Autores como Borders y cols. (1998) o Haugaard (1998) recuerdan la importancia
de tener en cuenta determinadas consideraciones metodológicas a la hora de
interpretar los resultados de los diversos estudios y esbozar conclusiones acerca de
la vulnerabilidad psicológica de los adoptados.
a) Sesgo clínico
La primera consideración metodológica a la hora de interpretar los resultados
de la investigación es paralela a la que se aplicaba a los estudios epidemiológicos
o clínicos. Es decir, hay un cierto sesgo social a considerar la conducta del adoptado
como patológica y sus problemas de conducta como graves y una mayor tendencia
de los padres adoptantes a estar hipervigilantes frente a las conductas de
sus hijos (Ingersol, 1997; Mulcare y Aguinis, 1999; Warren, 1992) por lo que puede
que informen de ésta de una manera más detallada, prolija y, en definitiva, más
problemática que el resto de los padres.
Agravando este sesgo, la mayoría de los estudios se han basado únicamente
en la percepción de los padres sobre diferentes áreas del comportamiento infantil
y, en ocasiones, también de los profesores o profesionales al cargo de los menores,
pero muy pocas investigaciones están basadas en las contestaciones de los propios
adoptados, y aún menos en la observación directa de los investigadores con pocas
excepciones como la de Levy-Shiff y cols. (1997).
Wierzbicki (1993) encuentra en su meta-análisis de 66 estudios previos que una
variable estrechamente relacionada con el tamaño del efecto a través de los estudios
fue la objetividad de las puntuaciones de manera que cuanto más globales y
subjetivas eran las medidas, los tamaños del efecto se incrementaban, especialmente
para los problemas internalizantes.
En cualquier caso los sesgos podrían estar afectando también a un observador
externo de la conducta del menor desde el momento en que sabe o intuye que es
adoptado. Mulcare y Aguinis (1999) realizaron un estudio sobre los estereotipos
aplicados a los adoptados, evaluando qué adjetivos y atribuciones aplicaban una
muestra de estudiantes universitarios no implicados en temas adoptivos a ciertas
conductas transgresoras planteadas ficticiamente como llevadas a cabo por adoptados,
no adoptados o menores caracterizados de otros modos y concluye que, especialmente
las mujeres, tendían a evaluar más positivamente a los no adoptados que
a los adoptados.
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