La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

CONCLUSIONES
ciones (Albers y cols., 1997; Berástegui, 2003b) puede estar promoviendo una mayor
sensibilidad de los padres frente a las dificultades y problemas del niño.
Sin embargo, con respecto a los problemas internalizantes, fueron los adoptados
en Rumania los que mostraron mejores niveles (especialmente en aislamiento
y ansiedad) en comparación con los adoptados en Perú, Ucrania o Rusia. Este tipo
de problemas serían más fácilmente justificables por el aumento de la edad de la
adopción de los segundos frente a los primeros.
Por último, un 18,7% de las adopciones fueron de dos o más hermanos. La edad
de los menores que habían sido adoptados junto a algún hermano es 1,4 años mayor
que lo de los que fueron adoptados solos. De igual manera, los niños que fueron
adoptados junto a otros hermanos mostraron mayores problemas de aislamiento,
mayores problemas de pensamiento y más problemas internalizantes (quizás relacionados
con que también tenían mayor edad en el momento de la adopción).
LA CONDUCTA ACTUAL Y EL CAMBIO EN LA CONDUCTA
Los problemas de conducta del menor tras un mínimo de un año de convivencia
en la familia fueron, principalmente los problemas de hiperactividad y de
conducta agresiva, en los que el grupo tiene una media más alta. Estos datos concuerdan
con la investigación precedente que tiende a afirmar que los adoptados
tienen mayores problemas de conducta externalizante e hiperactiva que los no
adoptados (Andresen, 1992; Bimmel y cols., 2003; Dalen y Saetersdal, 1992; Dalen
y Rygvold, 1999; Deutch y cols., 1982; Fergusson y cols., 1995; Rosenthal y Groze,
1991; Sharma y cols., 1996a; Verhulst y cols., 1990; Wierzbicki, 1993).
La mayoría de los menores (73,5%) presentaron rangos normalizados de conducta,
datos muy similares a los de Dalen (2003) que concluye que aproximadamente
un 75% de los adoptados internacionales están bien adaptados y no muestran
mayores signos problemáticos, datos que, además, son muy similares a los de
la población normativa de los países escandinavos donde realiza su investigación.
A pesar de que sigue habiendo un importante porcentaje de menores dentro
del rango clínico (21% clínico y 5,6% límite), estos datos son más bajos que los del
estudio de Stams y cols. (2000) en el que el 30% de los menores adoptados internacionales
tenían problemas clínicos de conducta. La tasa de menores que alcanzaba
un rango clínico de problemas en al menos una dimensión del CBCL también
es más bajo en nuestra muestra, en la que el 22,3% de los menores cumplía este
criterio, si lo comparamos con los estudios americanos en los que entre un 35 y un
40% cumplía este criterio (Brodzinsky y cols., 1984; Rosenthal y Groze, 1991).
Generalmente, los estudios con adoptados mayores muestran resultados aún
menos favorecedores. Por ejemplo,. Logan y cols. (1998) sitúan la media de problemas
de los adoptados mayores de dos años por encima del rango clínico del
CBCL mientras que en nuestra muestra la media de los problemas en el momen-
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