La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

EVOLUCIÓN Y DESARROLLO DE LA ADOPCIÓN INTERNACIONAL EN ESPAÑA
En segundo lugar, estas adopciones provocaron un movimiento de apertura en
la adopción: las adopciones de niños de otras etnias y las adopciones de niños que
no eran necesariamente recién nacidos impedían en gran medida el secreto que
rodeaba las adopciones tradicionales. También la motivación altruista que estaba
en la base de la adopción contribuyó a que dejase progresivamente de ser un tabú
y comenzara a ser una realidad socialmente aceptada e incluso aplaudida (Hoksbergen,
1991b). Frente al “rechazo de las diferencias” de la adopción tradicional se
empezó a forjar socialmente una actitud de “aceptación de las diferencias” entre la
paternidad biológica y la adoptiva (Kirk, 1964). Este reconocimiento de las diferencias
supuso también el progresivo reconocimiento de los retos específicos de la
adopción y de las diferencias existentes entre la paternidad biológica y adoptiva
(Fuertes y Amorós, 1996; Palacios, 1998) valorando esas diferencias positivamente
y no considerándolas una desventaja para la familia.
En tercer lugar, la aparición de asociaciones y campañas a favor de la adopción
desprivatizaron la adopción y la convirtieron en un recurso de ayuda a los menores
necesitados que fue transformándose en uno de los principales recursos públicos de
protección de menores. En la adopción tradicional, en el momento en el que se producía
la adopción, el hogar familiar se cerraba a los extraños, especialmente a los asistentes
sociales (Hoksbergen, 1991b). La aparición de las asociaciones promotoras de la
adopción, de las asociaciones de adoptantes y de una red de fomento y apoyo de la
adopción ha ido creciendo junto con el desarrollo del concepto moderno de adopción.
Si bien los países del norte de Europa habían formado parte en algunas de
estas adopciones internacional pioneras tras la segunda guerra mundial, fue fundamentalmente
a finales de los años sesenta y principios de los setenta cuando la
adopción internacional se generaliza y consolida en países como Holanda, Suecia,
Noruega, Dinamarca y Bélgica (Adroher, 1998; Hoksbergen, 1991b; Rubio, 2001).
Esta consolidación va unida al surgimiento de una imagen de la adopción relacionada
con la solidaridad con el Tercer Mundo, al despertar de la conciencia de las
profundas divisiones entre el mundo rico y el mundo pobre (UNICEF, 1999) y a la
aparición de organizaciones dedicadas única y exclusivamente a la adopción de
niños también en Europa (Hoksbergen, 1991b).
Paralelamente, durante los años 70 las sociedades occidentales vivieron grandes
cambios relacionados con la transformación de valores y normas culturales.
Estos cambios en el terreno de la sexualidad, el funcionamiento de la familia, el
papel de la mujer y los avances en el conocimiento de la infancia y el reconocimiento
de sus derechos han tenido una gran influencia sobre la práctica de la adopción
nacional e internacional (Hoksbergen, 1991b; Montané, 1996; Rubio, 2001). De
hecho, la misma revolución cultural que promovió la adopción internacional como
una vía de solidaridad y justicia fue la que, progresivamente, hizo que descendieran
las tasas de fecundidad en los países industrializados y, por tanto, los bebés
sanos susceptibles de ser adoptados.
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