La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

CONCLUSIONES
ción y de las estrategias de afrontamiento puestas en marcha son diferentes en función
del tipo de familia. Sin embargo, no encontramos diferencias entre esta variable
y la adaptación familiar.
La edad media de los progenitores se sitúa en 45,17 años con una desviación
típica de 5,7 años. Las edades de los progenitores se sitúan en un rango entre los
30 y los 71 años. Este último dato nos hace cuestionarnos los límites de lo razonable
en cuanto a la diferencia de edad entre adoptantes y adoptados y la relación
entre la idoneidad y la edad de los padres. Por otra parte, la edad media de los
progenitores correlaciona significativamente con la edad del menor (rho=0,358) aunque
lo hace más la edad de la madre que la del padre. No hay diferencias en la
edad de la madre en las familias monoparentales y las biparentales.
Por lo general en esta muestra la edad de los padres tiene una correlación positiva
con factores de protección en la adopción. A mayor edad de los padres se da
un menor estrés familiar en general y por transición a la parentalidad adoptiva,
menos necesidades especiales, menores dificultades relacionadas con la infertilidad,
menor estrés por aumento del trabajo en casa y menos desequilibrio en la aceptación
de los miembros de la pareja. Además, con la edad de los padres aumentó
también la confirmación de expectativas y las expectativas de control y disminuyó
la sobrerreactividad en las intervenciones educativas, resultados contrarios a los de
Berástegui (2003) y más cercanos a los que tienden a atribuír un mejor funcionamiento
a los padres mayores (Berry y Barth, 1990; Rosenthal y cols., 1988; Zwimpfer,
1983, etc.). La gran mayoría de dichos estudios, hechos con adopciones especiales
en Estados Unidos, tienden a explicar estos resultados por la mayor edad
media de los padres previamente acogedores, razón que no es atribuible en nuestra
muestra. Otros autores han considerado que la mayor edad de los padres cuando
llega el primer hijo puede ser un factor de protección para las familias adoptivas
frente a las biológicas porque suelen estar más asentados en sus carreras y tener
mayor seguridad con lo que estas variables no entrarían en juego en la transición
a la parentalidad como lo hacen en las familias más jóvenes (Palacios, 1998). Por
otro lado, a pesar de que no se ha podido valorar el efecto del tiempo de convivencia
de la pareja por razones metodológicas, las parejas que llevan más tiempo
casados pueden tener mayor sensibilidad y comunicación de pareja y esto puede
estar muy relacionado con la adaptación familiar (Brodzinsky y Huffman, 1998;
Palacios, 1998). En este caso, si la edad de los padres correlaciona tan intensamente
con el tiempo de matrimonio como lo hacía en Berástegui (2003b) serían predecibles
mejores resultados en las parejas mayores.
La composición de la fratría es quizás una de las variables sociodemográficas
más discriminativas del proceso de adaptación adoptiva. Un 72,1% de las familias
no tenía hijos biológicos antes de adoptar, un 18,2% tenía algún hijo biológico, un
8,5% algún hijo adoptivo y un 1,2% ambos. La edad del menor asignado fue mayor
para las familias que tenían hijos biológicos (6,58 años) que para las que no tenían
348