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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL
sulta que los no adoptados y que la mayoría son atendidos por problemas de adaptación
al entorno frente a los no adoptados, que son tratados más a menudo de
patologías psiquiátricas graves. Warren (1992) encuentra que entre los adolescentes
con problemas leves de conducta o sin problemas, los adoptados eran remitidos
a tratamiento con una frecuencia de dos a tres veces mayor mientras que entre
los adolescentes con problemas graves no se encontraban diferencias. Esta pauta
referencial sólo se daba en lo que se refiere a la salud mental y no tanto a los problemas
médicos. Por último, Kim y cols. (1988) encuentran que los adolescentes
con conductas delincuentes son mandados más a menudo a salud mental y menos
al sistema judicial que los adolescentes no adoptados con conductas similares que
son atendidos con mucha más frecuencia por el sistema judicial que por los servicios
de salud mental.
Son distintos los argumentos que se han utilizado para explicar este sesgo de
los adoptados hacia el tratamiento psicológico y psiquiátrico (Ingersol, 1997;
Warren, 1992):
a) En primer lugar, la propia visión de la adopción como generadora de riesgo,
promovida por la concepción tradicional de la adopción, hace que los
problemas tengan una explicación clara y externa a la familia adoptante que
se muestra muy atenta al reconocimiento y tratamiento de los problemas.
b) En segundo lugar, los problemas de los niños pueden ser vistos como una
amenaza para la identidad e integridad familiar en mayor grado que en las
familias no adoptivas: los padres pueden sentirse más inseguros en su papel
y más incapaces de solucionar los problemas por sí mismos porque perciben
diferencias más acusadas con sus hijos.
c) En tercer lugar, los padres pueden haberse acostumbrado, en mayor medida
que las familias que no han pasado por un proceso de adopción, al trato
con los profesionales de la salud mental y al uso de sus servicios.
d) En cuarto lugar, los recursos formales e informales habituales (pediatra, colegios,
familiares) no están familiarizados con la adopción o tienen una visión
patológica de la misma con lo que derivan a los menores a los servicios de
salud mental con mayor frecuencia. Fisher (2003) realizó una investigación
sobre el tratamiento de la adopción en los textos utilizados en la formación
de profesionales de la intervención con familias que apoya esta hipótesis de
la falta de formación de los profesionales de referencia. En dichos textos, las
referencias a la investigación sobre adopción es escasa y, mayoritariamente,
la manera de abordar el tema se centra el doble en los potenciales problemas
de lo que trata los potenciales beneficios de la adopción.
Por último, este tipo de investigación no informa sobre el grado de adaptación
de los menores que no han requerido tratamiento psicológico o psiquiátrico y que
son la mayoría de los menores adoptados.
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