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La adaptación familiar en adopción internacional: - Share ...

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LA ADAPTACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIÓN INTERNACIONAL<br />

de niños blancos, muy pequeños y sin defici<strong>en</strong>cias. Los estudios que se desarrollaron<br />

durante los años 80 incluyeron ya niños mayores, con necesidades especiales<br />

o de grupos minoritarios y muestran mayores tasas de ruptura como queda<br />

reflejado <strong>en</strong> el estudio de Tremitiere (1984) <strong>en</strong> el que podemos ver cómo la ruptura<br />

de las adopciones de los niños m<strong>en</strong>ores (por debajo de los 6 años <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to<br />

de la colocación adoptiva) variaron del 1,4% <strong>en</strong> 1979 al 1,6% <strong>en</strong>tre 1982 y 1983,<br />

mi<strong>en</strong>tras que para los niños mayores (<strong>en</strong>tre 6 y 18 años) esta tasa de ruptura aum<strong>en</strong>tó<br />

de un 7,2% <strong>en</strong> 1979 a un 12% <strong>en</strong>tre 1982 y 1983.<br />

Por ruptura de la <strong>adopción</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos el fin de la conviv<strong>en</strong>cia de manera<br />

perman<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre la familia y el niño y supone el verdadero “fracaso” de la <strong>adopción</strong>.<br />

El s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de fracaso, culpa y dolor está íntimam<strong>en</strong>te ligado a la experi<strong>en</strong>cia<br />

de los padres <strong>en</strong> estas situaciones (Hoksberg<strong>en</strong>, 1991b). Los servicios de<br />

<strong>adopción</strong>, por su parte, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que el objetivo de dar una familia perman<strong>en</strong>te<br />

a un niño también ha fracasado. Pero el fracaso mayor es experim<strong>en</strong>tado por<br />

los m<strong>en</strong>ores especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>adopción</strong> <strong>internacional</strong> ya que el m<strong>en</strong>or ha dejado<br />

atrás todos sus refer<strong>en</strong>tes vitales. En palabras de Harper (1994): ”para los niños<br />

adoptados de otros países y otros <strong>en</strong>tornos étnicos, la ruptura de esta relación es imposible<br />

de conceptuar porque esta pérdida es, <strong>en</strong> efecto, la pérdida de toda su exist<strong>en</strong>cia; les<br />

convierte <strong>en</strong> extraños <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong> el que se <strong>en</strong>contraron a sí mismos así como <strong>en</strong> el<br />

mundo del que vinieron”.<br />

A pesar de que la ruptura es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida como cese de la conviv<strong>en</strong>cia por parte<br />

de todos los investigadores, la mayoría de estos estudios han estado c<strong>en</strong>trados <strong>en</strong><br />

la ruptura de la relación durante el periodo preadoptivo (adoption disruption), lo<br />

cual configura una realidad difer<strong>en</strong>te a la que se puede dar <strong>en</strong> <strong>adopción</strong> <strong>internacional</strong><br />

<strong>en</strong> nuestro país <strong>en</strong> la que, o bi<strong>en</strong> no existe la conviv<strong>en</strong>cia preadoptiva o bi<strong>en</strong><br />

ésta es practicám<strong>en</strong>te nominal. Otros estudios incluy<strong>en</strong> además casos <strong>en</strong> los que la<br />

<strong>adopción</strong> ya se había formalizado y tras la ruptura se ha disuelto legalm<strong>en</strong>te (Barth,<br />

Berry, Yoshikami, Goodfield y Carson, 1988; Festinger, 2002; Partridge, Hornby y<br />

McDonald, 1986). <strong>La</strong> disolución de la <strong>adopción</strong> (adoption disolution) es, de nuevo,<br />

imp<strong>en</strong>sable <strong>en</strong> nuestro país <strong>en</strong> el que la <strong>adopción</strong> es irrevocable. Por último, otros<br />

estudios incluy<strong>en</strong> casos <strong>en</strong> los que el cese de la conviv<strong>en</strong>cia es previsible pero no<br />

necesariam<strong>en</strong>te definitivo, como es el caso de Hoksberg<strong>en</strong> y cols. (1988) <strong>en</strong> el que<br />

se estudian los adoptados <strong>internacional</strong>es ingresados <strong>en</strong> instituciones resid<strong>en</strong>ciales<br />

de los cuales un 50% no regresará, previsiblem<strong>en</strong>te, al hogar; o el estudio de Berástegui<br />

(2003b) que incluye junto con las situaciones <strong>en</strong> las que los m<strong>en</strong>ores han reingresado<br />

perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sistema de protección de m<strong>en</strong>ores tras la <strong>adopción</strong>,<br />

algunos casos <strong>en</strong> los que este reingreso es a juicio de los técnicos, inmin<strong>en</strong>te.<br />

<strong>La</strong> revisión de Festinger (1990) sobre los estudios <strong>en</strong> torno a esta cuestión desde<br />

1975 a 1990 establece un rango de rupturas <strong>en</strong>tre un 6,9% y un 20% dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

de los colectivos a los que hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia. Barth y Miller <strong>en</strong> el año 2000 establec<strong>en</strong><br />

unas tasas de ruptura para los niños con necesidades especiales de <strong>en</strong>tre un 10<br />

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