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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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ahorcándose en él, Con una marea negra de ésas nuestro bote ni sale,<br />

dijo Marta, pero tiene razón, el tiempo no está ahí sentado a la espera,<br />

tenemos que ponernos a trabajar, mi tarea, de momento, es dibujar<br />

los lados y los dorsos de las figuras y darles color, cuento con<br />

acabarlas antes de la noche si nadie me distrae, No esperamos visitas,<br />

dijo Cipriano Algor, yo me encargo del almuerzo, Es sólo calentarlo, y<br />

hacer una ensalada, dijo Marta. Fue en busca de las hojas de papel de<br />

dibujo, las acuarelas, los tarros, los pinceles, un paño viejo para<br />

secarlos, dispuso todo en buen orden, metódicamente, sobre la mesa,<br />

se sentó y tomó el asirio de barbas, Comienzo por éste, dijo, Simplifica<br />

lo más que puedas para que no haya clavaduras ni anclajes en el<br />

desmolde, dos táceles y basta, un tercer tacel ya estaría fuera de<br />

nuestro alcance, No me olvidaré. Cipriano Algor se quedó algunos<br />

minutos mirando cómo dibujaba la hija, después salió a la alfarería.<br />

Iba a medirse con el barro, a levantar los pesos y las halteras de un<br />

aprender nuevo, rehacer la mano entorpecida, modelar unas cuantas<br />

figuras de ensayo que no sean, declaradamente, ni bufones ni<br />

payasos, ni esquimales ni enfermeras, ni asirios ni mandarines, figuras<br />

de las que cualquier persona, hombre o mujer, joven o vieja,<br />

mirándolas, pudiese decir, Se parece a mí. Y quizá una de esas<br />

personas, mujer u hombre, vieja o joven, por el gusto y tal vez la<br />

vanidad de llevarse a casa una representación tan fiel de la imagen<br />

que de sí misma tiene, venga a la alfarería y pregunte a Cipriano Algor<br />

cuánto cuesta esa figura de allí, y Cipriano Algor dirá que ésa no está a<br />

la venta, y la persona le preguntará por qué, y él responderá, Porque<br />

soy yo. Cayó la tarde, no tardaría el crepúsculo, cuando Marta entró en<br />

la alfarería y dijo, Ya he terminado, los he dejado secándose sobre la<br />

mesa de la cocina. Luego, habiendo visto el trabajo ejecutado por el<br />

padre, dos figuras inacabadas de casi dos palmos de altura, erectas,<br />

masculina una, femenina otra, desnudas ambas, del hombro de una<br />

salía una punta de alambre, comentó, Nada mal, padre, nada mal,<br />

pero nuestra muñequería no necesitará ser tan grande, acuérdese de<br />

que habíamos pensado en un palmo de los suyos, Convendrá que sean<br />

un poco mayores, se verán más en los escaparates del Centro, y<br />

también hay que contar con la reducción de tamaño dentro del horno<br />

como consecuencia de la pérdida última de humedad, de momento son<br />

sólo experimentos, Incluso así, me gustan, me gustan mucho, y no se<br />

parecen a nada que haya visto, aunque la mujer me recuerda a<br />

alguien, En qué quedamos, preguntó Cipriano Algor, dices que no se<br />

parecen a nada que hayas visto y añades que la mujer te recuerda a<br />

alguien, Es una impresión doble, de extrañeza y de familiaridad, Tal<br />

vez no tenga que criar perros, tal vez me dedique a la escultura, que<br />

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