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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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estuviese escrito que donde haya un perro no pueda haber otro.<br />

Cipriano Algor paró finalmente la furgo<strong>net</strong>a ante la puerta de la mujer<br />

de luto, llamó, y cuando ella apareció vestida con su blusa y su falda<br />

negra, le dio unos buenos días mucho más sonoros de lo que pediría la<br />

naturalidad, la culpa de este súbito desconcierto vocal la tenía Marta<br />

por ser autora de la descabellada idea de una boda de viudos caducos,<br />

designación merecedora de severa censura, dicho sea ya, por lo menos<br />

en lo que se refiere a Isaura Estudiosa, que no debe de tener más de<br />

cuarenta y cinco años, y si para que la cuenta sea exacta es necesario<br />

añadir algunos más, verdaderamente no se le notan. Ah, buenos días,<br />

señor Cipriano, dijo ella, Vengo a cumplir lo prometido, a traerle su<br />

cántaro, Muchas gracias, pero realmente no debía haberse molestado,<br />

después de lo que hablamos en el cementerio he pensado que no hay<br />

gran diferencia entre las cosas y las personas, tienen su vida, duran un<br />

tiempo, y al poco acaban, como todo en el mundo, A pesar de eso un<br />

cántaro puede sustituir a otro cántaro, sin tener que pensar en el<br />

asunto más que para tirar los cascotes del viejo y llenar de agua el<br />

nuevo, lo que no ocurre con las personas, es como si en el nacimiento<br />

de cada una se partiese el molde del que ha salido, por eso las<br />

personas no se repiten, <strong>La</strong>s personas no salen de moldes, pero creo<br />

que entiendo lo que quiere decir, Son palabras de alfarero, no les dé<br />

importancia, aquí lo tiene, y ojalá no se le despegue el asa a éste tan<br />

pronto. <strong>La</strong> mujer extendió las dos manos para recibir el cántaro por la<br />

panza, lo sostuvo contra el pecho y agradeció otra vez, Muchas<br />

gracias, señor Cipriano, en ese instante vio al perro dentro de la<br />

furgo<strong>net</strong>a, Ese perro, dijo. Cipriano Algor sintió un choque, no se le<br />

había pasado por la cabeza la posibilidad de que Isaura Estudiosa<br />

fuese precisamente la dueña de Encontrado, y ahora ella había dicho<br />

Ese perro como si lo hubiese reconocido, con una expresión de<br />

sorpresa que bien podría ser la de quien finalmente ha encontrado lo<br />

que buscaba, imagínese con qué poco deseo de acertar Cipriano Algor<br />

habrá preguntado, Es suyo, imagínese también el alivio con que<br />

después oyó la respuesta, No, no es mío, pero recuerdo haberlo visto<br />

andando por ahí hace dos o tres días, incluso lo llamé, pero hizo como<br />

que no me había oído, es un bonito animal, Cuando ayer llegué a casa,<br />

de vuelta del cementerio, lo encontré medio escondido en la caseta<br />

que hay debajo del moral, la que era de otro perro que tuvimos,<br />

Constante, en la oscuridad sólo le brillaban los ojos, Buscaba un dueño<br />

que le conviniese, No sé si seré yo el dueño que le conviene, hasta es<br />

posible que tenga uno, es lo que estoy averiguando, Dónde, aquí,<br />

preguntó Isaura Estudiosa, y sin esperar respuesta añadió, Yo en su<br />

lugar no me cansaría, este perro no es de aquí, viene de lejos, de otro<br />

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