Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net
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medio difuso que poco a poco se irá resignando, como si de un<br />
inapelable destino se tratase, a su propia y mortal carencia, El<br />
matrimonio es eso, las personas viven así, fíjate en mis padres,<br />
Todavía tengo otra culpa, No sigas, por favor, Vamos hasta el final,<br />
Marcial, ahora ya vamos hasta el final, Por favor, Marta, No quieres<br />
que siga porque adivinas lo que tengo que decirte, Por favor, Cuando<br />
dijiste que a ti ni los perros te conocen, estabas diciéndole a tu mujer<br />
que ella no sólo no te conoce, sino que no ha hecho nada para<br />
conocerte, bueno, digamos casi nada, No es verdad, tú me conoces,<br />
nadie me conoce mejor que tú, Sólo lo suficiente para comprender el<br />
sentido de tus palabras, pero no fui más inteligente que mi padre, que<br />
las comprendió tan rápido como yo, De entre nosotros dos, la persona<br />
adulta eres tú, yo todavía no paso de ser un niño, Quizá tengas razón,<br />
por lo menos estás dándome la razón a mí, pero ni esta maravillosa<br />
adulta que soy, ni esta sensatísima mujer de Marcial Gacho fueron<br />
capaces de entender, cuando debían, lo que representa una persona<br />
capaz de tener la sencillez y la honestidad de decir de sí mismo que es<br />
un niño, No siempre seré así, No serás así siempre, por eso, mientras<br />
llegue la hora, tendré que hacer todo cuanto esté a mi alcance para<br />
comprenderte como eres, y probablemente llegar a la conclusión de<br />
que, en ti, ser un niño es, a fin de cuentas, una forma diferente de ser<br />
adulto, Si seguimos así dejaré de saber quién soy, Mi padre te diría<br />
que ésa es una de las cosas que nos suceden muchas veces en la vida,<br />
Me parece que comienzo a entenderme con tu padre, No te imaginas,<br />
o sí te lo imaginas, qué feliz me hace eso. Marta tomó las manos de<br />
Marcial y las besó, después las apretó contra su pecho, A veces, dijo,<br />
deberíamos regresar a ciertos gestos de ternura antiguos, Qué sabes<br />
tú de eso, no viviste en los tiempos de la reverencia y el besamanos,<br />
Leo lo que cuentan los libros, es lo mismo que haber estado allí, de<br />
todos modos no era en besamanos y reverencias en lo que pensaba,<br />
Eran costumbres diferentes, modos de sentir y de comunicar que ya no<br />
son los nuestros, Aunque te pueda parecer extraña la comparación, los<br />
gestos, para mí, más que gestos son dibujos hechos por el cuerpo de<br />
uno en el cuerpo de otro. <strong>La</strong> invitación era explícita, pero Marcial hizo<br />
como que no había entendido, aunque comprendiese que había llegado<br />
el momento de atraer a Marta hacia sí, de acariciarle el pelo, de<br />
besarle despacio la cara, los párpados, suavemente, como si no<br />
sintiese deseo, como si estuviese sólo distraído, gran equivocación<br />
será pensar así, lo que en estas ocasiones sucede es que el deseo ha<br />
tomado posesión absoluta del cuerpo para servirse de él, perdónese el<br />
materialista y utilitario símil, como si de una herramienta de uso<br />
múltiple se tratara, tan habilitada para pulir como para labrar, tan<br />
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