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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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éramos unos treinta, había algunos que se estrenaban, como yo, otros<br />

que, según me pareció saber, iban allí de vez en cuando, y por lo<br />

menos cinco eran veteranos, le oí decir a uno Esto es como una droga,<br />

se prueba y se queda uno enganchado. Y luego, preguntó Marta, Luego<br />

comenzó a llover, primero unas gotitas, después un poco más fuerte,<br />

todos abrimos el paraguas, y entonces el altavoz dio orden de que<br />

avanzásemos, no se puede describir, es necesario haberlo vivido, la<br />

lluvia comenzó a caer torrencialmente, de pronto se levantó una<br />

ventisca, viene una ráfaga, otra, hay paraguas que se vuelven, gorros<br />

que se escapan de la cabeza, las mujeres gritando para no reír, los<br />

hombres riendo para no gritar, y el viento aumenta, es un ciclón, las<br />

personas se escurren, se caen, se levantan, vuelven a caerse, la lluvia<br />

se hace diluvio, empleamos unos buenos diez minutos en recorrer<br />

calculo que unos veinticinco o treinta metros, Y luego, preguntó Marta<br />

bostezando, Luego volvimos hacia atrás y en seguida comenzó a<br />

nevar, al principio unos copos dispersos que parecían hebras de<br />

algodón, después cada vez más gruesos, caían ante nosotros como<br />

una cortina que apenas dejaba ver a los colegas, algunos seguían con<br />

los paraguas abiertos, lo que sólo servía para entorpecer los<br />

movimientos, finalmente llegamos al vestuario y allí hacía un sol que<br />

era un esplendor, Un sol en el vestuario, dudó Marcial, Entonces ya no<br />

era un vestuario sino una especie de campiña, Y ésas fueron las<br />

sensaciones naturales, preguntó Marta, Sí, No es nada que no pase<br />

fuera todos lo s días, Ese fue precisamente mi comentario cuando<br />

estábamos devolviendo el material, y más me hubiera valido quedarme<br />

callado, Por qué, Uno de los veteranos me miró con desdén y dijo Qué<br />

pena me da, nunca podrá comprender. Ayudada por el marido, Marta<br />

comenzó a quitar la mesa. Mañana o pasado voy a la playa, anunció<br />

Cipriano Algor, Ahí sí fui una vez, dijo Marcial, Y cómo es, Género<br />

tropical, hace mucho calor y el agua es tibia, Y la arena, No hay arena,<br />

es una imitación de plástico, pero de lejos parece auténtica, Olas no<br />

hay, claro, Se equivoca, tienen un mecanismo que produce una<br />

ondulación igualita a la del mar, No me digas, Como le digo, <strong>La</strong>s cosas<br />

que los hombres son capaces de inventar, Sí, dijo Marcial, es un poco<br />

triste. Cipriano Algor se levantó, dio dos vueltas, le pidió un libro a la<br />

hija y cuando iba a entrar en su dormitorio dijo, Estuve por ahí abajo,<br />

el suelo ya no vibra, y no se oye ruido de excavadoras, y Marcial<br />

respondió, Deben de haber terminado el trabajo.<br />

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