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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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es más que un barro diferente, hecho de harina, levadura y agua, y,<br />

tal como el otro, va a salir cocido del horno, o crudo, o quemado.<br />

Dentro tal vez no haya diferencia, se desahoga Cipriano Algor, pero,<br />

aquí fuera, garantizo que daría todo en este momento por ser<br />

panadero. Los días y las noches se sucedían, y las tardes y las<br />

mañanas. Está en los libros y en la vida que los trabajos de los<br />

hombres siempre fueron más largos y pesados que los de los dioses,<br />

véase el caso ya mencionado del creador de los pieles rojas que, en<br />

definitiva, no hizo más que cuatro imágenes humanas, y por este<br />

poco, aunque con escaso éxito de público interesado, tuvo entrada en<br />

la historia de los almanaques, mientras que Cipriano Algor, a quien<br />

ciertamente no le espera la retribución de un registro biográfico y<br />

curricular en letra de molde, tendrá que desentrañar de las<br />

profundidades del barro, sólo en esta primera fase, ciento cincuenta<br />

veces más, es decir, seiscientos muñecos de orígenes, características y<br />

situaciones sociales diferentes, tres de ellos, el bufón, el payaso y la<br />

enfermera, más fácilmente definibles también por las actividades que<br />

ejercen, lo que no sucede con el mandarín y con el asirio de barbas,<br />

que, a pesar de la razonable información recopilada en la enciclopedia,<br />

no fue posible averiguar lo que hicieron en la vida. En cuanto al<br />

esquimal se supone que seguirá cazando y pescando. Es cierto que a<br />

Cipriano Algor le da lo mismo. Cuando las figurillas comiencen a salir<br />

de los moldes, iguales en tamaño, atenuadas por la uniformidad del<br />

color las diferencias indumentarias que los distinguen, necesitará hacer<br />

un esfuerzo de atención para no confundirlas y mezclarlas. De tan<br />

entregado al trabajo, algunas veces se olvidará de que los moldes de<br />

yeso tienen un límite de uso, algo así como unas cuarenta<br />

utilizaciones, a partir de las cuales los contornos comienzan a<br />

difuminarse, a perder vigor y nitidez como si la figura se fuese poco a<br />

poco cansando de ser, como si estuviese siendo atraída a un estado<br />

original de desnudez, no sólo la suya propia como representación<br />

humana, sino la desnudez absoluta del barro antes de que la primera<br />

forma expresada de una idea lo hubiese comenzado a vestir. Para no<br />

perder tiempo comenzó arrumbando las figuras inservibles en un<br />

rincón, pero después, movido por un extraño e inexplicable<br />

sentimiento de piedad y de culpa, fue a buscarlas, deformadas y<br />

confundidas por la caída y por el choque la mayor parte, y las colocó<br />

cuidadosamente en un estante de la alfarería. Podría haber vuelto a<br />

amasarlas para concederles una segunda posibilidad de vida, podría<br />

haberlas aplanado sin dolor como aquellas dos figuras de hombre y de<br />

mujer que modeló al principio, todavía está aquí su barro seco,<br />

agrietado, informe, y sin embargo levantó de la basura los mal<br />

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