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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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lado, como sabemos de sobra, en contradicción radical e inconciliable<br />

con decisiones y pensamientos que, a lo largo de estas páginas, el<br />

mismo Cipriano Algor ha venido tomando y produciendo con relación a<br />

Isaura, primero Estudiosa y actualmente Madruga. El problema es<br />

serio y exigiría una extensa y concienzuda reflexión, pero la lógica<br />

ordenadora y la disciplina del relato, aunque alguna que otra vez<br />

puedan ser desacatadas, o incluso, cuando así convenga, deban serlo,<br />

no nos permiten que dejemos más tiempo a Isaura Madruga y Cipriano<br />

Algor en esta angustiosa situación, constreñidos, callados uno ante<br />

otro, con un perro que los mira y no comprende lo que pasa, con un<br />

reloj de pared que se estará preguntando, en su tic tac, para qué<br />

querrán estos dos el tiempo si no lo aprovechan. Es necesario, por<br />

tanto, hacer alguna cosa. Sí, hacer alguna cosa, pero no cualquier<br />

cosa. Podremos y deberemos faltar el respeto a la lógica ordenadora y<br />

a la disciplina del relato, pero jamás de los jamases a eso que<br />

constituye el carácter exclusivo y esencial de una persona, es decir, a<br />

su personalidad, a su modo de ser, a su propia e inconfundible<br />

presencia. Se admiten en el personaje todas las contradicciones, pero<br />

ninguna incoherencia, y en este punto insistimos particularmente<br />

porque, al contrario de lo que suelen preceptuar los diccionarios,<br />

incoherencia y contradicción no son sinónimos. Es en el interior de su<br />

propia coherencia donde una persona o un personaje se van<br />

contradiciendo, mientras que la incoherencia, por ser, más que la<br />

contradicción, una constante del comportamiento, repele de sí a la<br />

contradicción, la elimina, no se entiende viviendo con ella. Desde este<br />

punto de vista, aunque arriesgándonos a caer en las telas<br />

paralizadoras de la paradoja, no debería ser excluida la hipótesis de<br />

que la contradicción sea, al final, y precisamente, uno de los más<br />

coherentes contrarios de la incoherencia. Ay de nosotros, estas<br />

especulaciones, quizá no del todo desprovistas de interés para aquellos<br />

que no se satisfacen con el aspecto superficial y consuetudinario de los<br />

conceptos, nos distraerán todavía más de la difícil situación en que<br />

habíamos dejado a Cipriano Algor e Isaura Madruga, ahora a solas uno<br />

con el otro, porque Encontrado, comprendiendo que allí no se ataba ni<br />

se desataba, tuvo por bien apartarse y regresar a la sombra del moral<br />

para proseguir el sueño interrumpido. Es, pues, tiempo de buscar una<br />

solución para este inadmisible estado de cosas, haciendo, por ejemplo,<br />

que Isaura Madruga, más resuelta por el hecho de ser mujer,<br />

pronuncie unas pocas palabras sólo para comprobar que da igual,<br />

tanto servirían éstas como otras, Bueno, entonces me voy, muchas<br />

veces no es necesario más, basta romper el silencio, mover<br />

ligeramente el cuerpo como quien hace ademán de retirarse, por lo<br />

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