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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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Marta, mirando fijamente las llamas, en su vida había estado cerca de<br />

otras hogueras, pero ninguna como ésta, probablemente querría decir<br />

otra cosa, las hogueras, mayores o más pequeñas, se parecen todas,<br />

son leña ardiendo, centellas, tizones y cenizas, lo que Encontrado<br />

pensaba era que nunca había estado así, a los pies de dos personas a<br />

quienes había entregado para siempre su amor de perro, junto a un<br />

banco de piedra propicio a serias meditaciones, como él mismo, a<br />

partir de hoy y por experiencia personal directa, podrá testificar. Llenar<br />

medio metro cúbico de brasas lleva su tiempo, sobre todo si la leña,<br />

como está sucediendo, no llegó seca del todo, la prueba está en que se<br />

ven hervir las últimas savias en el extremo opuesto de los troncos que<br />

se están quemando. Sería interesante, si fuese posible, mirar dentro,<br />

ver si las brasas han alcanzado ya la altura de la cintura de los<br />

muñecos, pero lo que se puede imaginar es cómo estará el interior de<br />

la cueva, vibrante y resplandeciente con la luz de las múltiples llamas<br />

breves que acaban de consumir los pequeños trozos de leña<br />

incandescente que van cayendo. Como la noche comenzaba a<br />

refrescar, Marta fue a casa a buscar una manta, bajo la cual, echada<br />

por los hombros, padre e hija se abrigaron. Por delante no<br />

necesitaban, sucedía ahora lo mismo que cuando, en tiempos pasados,<br />

nos arrimábamos a la chimenea para calentarnos en las noches de<br />

invierno, la espalda tiritaba de frío mientras la cara, las manos y las<br />

piernas se achicharraban. <strong>La</strong>s piernas sobre todo, por estar más cerca<br />

de la lumbre. Mañana comienza el trabajo duro, dijo Cipriano Algor, Yo<br />

ayudo, dijo Marta, Ayudarás, sin duda, no tienes otro remedio, por<br />

mucho que me cueste, Siempre he ayudado, Pero ahora estás<br />

embarazada, De un mes, o ni tanto, todavía no se nota, me siento<br />

perfectamente, Me temo que no consigamos llevar esto hasta el final,<br />

Lo conseguiremos, Si al menos pudiésemos encontrar a alguien que<br />

nos ayudase, Usted mismo lo tiene dicho, nadie quiere trabajar en<br />

alfarerías, aparte de eso emplearíamos todo el tiempo enseñando a<br />

quien viniese y los resultados serían de todo menos compensadores,<br />

Claro, confirmó Cipriano Algor, súbitamente distraído. Se había<br />

acordado de que Isaura Estudiosa, o Isaura Madruga como parece que<br />

ha vuelto a llamarse, andaba buscando trabajo, que si no lo<br />

encontraba se iría del pueblo, pero este pensamiento no llegó a<br />

perturbarlo, de hecho no podría ni querría imaginarse a la tal Madruga<br />

trabajando en la alfarería, metida en el barro, las únicas luces que ella<br />

tiene de este oficio es esa manera de abrazar un cántaro contra el<br />

pecho, pero eso no sirve de nada cuando es de fabricar monigotes de<br />

lo que se trata, y no de acunarlos. Para acunar cualquier persona<br />

sirve, pensó, pero sabía que esto no era verdad. Dijo Marta, Podríamos<br />

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