Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net
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lanzarse a la descubierta y a la investigación metódica de la isla<br />
maravillosa adonde lo habían traído tras el naufragio. Todas las<br />
mañanas, después del desayuno, Cipriano Algor lanza a la hija un<br />
Hasta luego apresurado, y, como quien va a su trabajo, unas veces<br />
subiendo al último techo, otras veces bajando al nivel del suelo,<br />
utilizando los ascensores de acuerdo con sus necesidades de<br />
observación, ora en la velocidad máxima, ora en la velocidad mínima,<br />
avanzando por pasillos y pasadizos, atravesando salas, rodeando<br />
enormes y complejos conjuntos de vitrinas, mostradores, expositores y<br />
escaparates con todo lo que existe para comer y para beber, para<br />
vestir y para calzar, para el cabello y para la piel, para las uñas y para<br />
el vello, tanto para el de arriba como para el de abajo, para colgar del<br />
cuello, para pender de las orejas, para ensartar en los dedos, para<br />
tintinear en las muñecas, para hacer y para deshacer, para cocer y<br />
para coser, para pintar y para despintar, para aumentar y para<br />
disminuir, para engordar y para adelgazar, para extender y para<br />
encoger, para llenar y para vaciar, y decir esto es igual que no haber<br />
dicho nada, puesto que tampoco serían suficientes ochenta años de<br />
vida ociosa para leer y analizar los cincuenta y cinco volúmenes de mil<br />
quinientas páginas de formato A-4 cada uno que constituyen el<br />
catálogo comercial del Centro. Evidentemente, no son los artículos<br />
expuestos lo que más le interesa a Cipriano Algor, además comprar no<br />
es asunto de su responsabilidad y competencia, para eso está quien el<br />
dinero gana, es decir, el yerno, y quien después lo gestiona,<br />
administra y aplica, es decir, la hija. Él es el que va con las manos en<br />
los bolsillos, parando aquí y allí, preguntando el camino a un guarda,<br />
aunque, incluso tropezando con él, nunca a Marcial, para que no se<br />
trasluzcan los lazos de familia, y, sobre todo, aprovechándose de la<br />
más preciosa y envidiada de las ventajas de vivir en el Centro, que es<br />
la de poder gozar gratis, o a precios reducidos, de las múltiples<br />
atracciones que se encuentran a disposición de los clientes. Hicimos ya<br />
de esas atracciones dos sobrios y condensados relatos, el primero<br />
sobre lo que se ve desde el ascensor de este lado, el segundo sobre lo<br />
que se podría haber visto desde el ascensor de aquel lado, sin<br />
embargo, por un escrúpulo de objetividad y de rigor informativo,<br />
recordaremos que, tanto en un caso como en otro, nunca fuimos más<br />
allá del piso treinta y cuatro. Encima de éste, como se recordará,<br />
todavía se asienta un universo de otros catorce. Tratándose de una<br />
persona con un espíritu razonablemente curioso, casi no sería<br />
necesario decir que los primeros pasos de la investigación de Cipriano<br />
Algor se encaminaron hacia la misteriosa puerta secreta, que<br />
misteriosa seguirá siendo, puesto que, pese a los insistentes toques de<br />
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