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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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puede llamar semana, pero no conozco otra manera, Como de<br />

costumbre, dirá él, Acabamos la primera serie de muñecos, ya he<br />

establecido la entrega con el departamento de compras, diré yo, Cómo<br />

está Marta, preguntará él, Cansada, pero bien, responderé yo, y estas<br />

palabras también las andamos diciendo constantemente, no me<br />

extrañaría nada que cuando transitemos de este mundo hacia el otro<br />

todavía consigamos encontrar fuerzas para responder a alguien que se<br />

le ocurra la imbécil idea de preguntarnos cómo nos sentimos,<br />

Muriendo, pero bien, es lo que diremos. Para distraerse de la compañía<br />

de los aciagos pensamientos que se empeñaban en importunarlo,<br />

Cipriano Algor experimentó prestarle atención al paisaje, lo hacía como<br />

último recurso porque sabía muy bien que nada tranquilizador le<br />

podría ser ofrecido por el deprimente espectáculo de los invernaderos<br />

de plástico extendidos más allá de lo que alcanza la vista, a un lado y<br />

a otro, hasta el horizonte, como mejor se distinguía desde lo alto de la<br />

pequeña loma por donde la furgo<strong>net</strong>a en este momento trepaba. Y a<br />

esto llaman Cinturón Verde, pensó, a esta desolación, a esta especie<br />

de campamento soturno, a esta manada de bloques de hielo sucio que<br />

derriten en sudor a los que trabajan dentro, para mucha gente estos<br />

invernaderos son máquinas, máquinas de hacer vegetales, realmente<br />

no tiene ninguna dificultad, es como seguir una receta, se mezclan los<br />

ingredientes adecuados, se regula el termostato y el higrómetro, se<br />

aprieta un botón y poco después sale una lechuga. Claro que el<br />

desagrado no le impide a Cipriano Algor reconocer que gracias a estos<br />

invernaderos tiene verduras en el plato durante todo el año, lo que él<br />

no puede soportar es que se haya bautizado con la designación de<br />

Cinturón Verde un lugar donde ese color, precisamente, no se<br />

encuentra, salvo en las pocas hierbas que se dejan crecer en el lado de<br />

fuera de los invernaderos. Serías más feliz si los plásticos fuesen<br />

verdes, le preguntó de sopetón el pensamiento que se afana en el<br />

rellano inferior del cerebro, ese inquieto pensamiento que nunca se da<br />

por satisfecho con lo que se ha pensado y decidido en el del rellano de<br />

arriba, pero Cipriano Algor, a esta pregunta pertinentísima, prefirió no<br />

darle respuesta, hizo como que no la había oído, quizá por un cierto<br />

tono impertinente que las preguntas pertinentes, sólo por haber sido<br />

hechas, y por mucho que se pretenda enmascarar, automáticamente<br />

toman. El Cinturón Industrial, semejante, cada vez más, a una<br />

construcción tubular en expansión continua, a un armazón de tubos<br />

proyectado por un furioso y ejecutado por un alucinado, no mejoró su<br />

disposición, aunque, algo es algo, de lo malo lo menos malo, su<br />

inquieto y turbio presentimiento haya pasado a rezongar en sordina.<br />

Notó que la alineación visible de los barrios de chabolas estaba ahora<br />

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