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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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queden ya sabiendo, dije yo, que Marta está embarazada, vamos a<br />

tener un hijo, Se puso contenta, por supuesto, Claro, no paraba de<br />

darme abrazos y besos, De qué te quejas, entonces, Es que con ellos<br />

siempre tiene que haber una nube oscura en el cielo, ahora es esa idea<br />

fija de vivir en el Centro, Ya sabes que no me importaría ceder mi<br />

lugar, Ni pensarlo, eso está fuera de cuestión, y no es porque yo<br />

cambie padres por suegro, sino porque los padres se tienen el uno al<br />

otro, mientras que el suegro se quedaría solo, No sería la única<br />

persona en este mundo que viviría sola, Para Marta, sí, le garantizo<br />

que lo sería, Me dejas sin saber qué responderte, Hay cosas que son<br />

tanto lo que son, que no necesitan de ninguna explicación. Ante una<br />

tan categórica manifestación de sabiduría básica, el alfarero se<br />

encontró por segunda vez sin respuesta. Otro motivo había contribuido<br />

también para la repentina mudez, la circunstancia de que estuvieran<br />

pasando, en ese preciso instante, frente a la calle de Isaura Madruga,<br />

hecho al que la consciencia de Cipriano Algor, al contrario de lo que<br />

había sucedido en el viaje de ida, no encontró manera de permanecer<br />

indiferente. Cuando llegaron a la alfarería, Marcial tuvo el placer<br />

inesperado de verse recibido por Encontrado como si en lugar de su<br />

intimidatorio uniforme de guarda del Centro llevase puestas encima las<br />

más pacíficas y paisanas de todas las vestimentas. Al sensible corazón<br />

del mozo, aún dolorido por la desafortunada conversación con la<br />

progenitora, tanto le conmovieron las efusivas demostraciones del<br />

animal, que se abrazó a él como la persona a quien más amase. Son<br />

momentos especiales, no es necesario recordar que la persona a quien<br />

Marcial más ama en la vida es a su mujer, esta que espera a su lado<br />

con una tierna sonrisa su turno de ser abrazada, pero así como hay<br />

ocasiones en que una simple mano en el hombro casi nos hace<br />

derretirnos en lágrimas, también puede suceder que la alegría<br />

desinteresada de un perro nos reconcilie durante un breve minuto con<br />

los dolores, las decepciones y los disgustos que el mundo nos ha<br />

causado. Como Encontrado sabe poco de sentimientos humanos, cuya<br />

existencia, tanto en lo positivo como en lo negativo, se encuentra<br />

satisfactoriamente probada, y Marcial menos todavía de sentimientos<br />

caninos, sobre los que las certezas son pocas y miríadas las dudas,<br />

alguien tendrá que explicarnos un día por qué diablo de razones,<br />

comprensibles a uno y otro, estuvieron estos dos aquí abrazados<br />

cuando ni siquiera a la misma especie pertenecen. Como la elaboración<br />

de moldes era en la alfarería una novedad absoluta, Cipriano Algor no<br />

podía dejarle de mostrar al yerno lo que había hecho en estos días,<br />

pero su amor propio, que ya lo indujo a rechazar la ayuda de la hija,<br />

sufría con la idea de que se pudiera apercibir de algún error, de alguna<br />

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