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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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parece una corbata. Encontrado, repitió el alfarero, avanzando dos<br />

pasos más, Encontrado, ven aquí. El perro se quedó donde estaba,<br />

mantenía la cabeza alta y meneaba despacio la cola, pero no se movió.<br />

Entonces el alfarero se agachó para nivelar sus ojos a la altura de los<br />

ojos del animal y volvió a decir, esta vez en un tono conminatorio,<br />

intenso como si fuese la expresión de una necesidad personal suya,<br />

Encontrado. El perro adelantó un paso, otro paso, otro aún, sin<br />

detenerse nunca hasta llegar a colocarse al alcance del brazo de quien<br />

lo llamaba. Cipriano Algor extendió la mano derecha, casi tocándole la<br />

nariz, y esperó. El perro olisqueó varias veces, después alargó el<br />

cuello, y su nariz fría rozó las puntas de los dedos que lo solicitaban.<br />

<strong>La</strong> mano del alfarero avanzó lentamente hasta la oreja más cercana y<br />

la acarició. El perro dio el paso que faltaba, Encontrado, Encontrado,<br />

dijo Cipriano Algor, no sé qué nombre tenías antes, a partir de ahora<br />

tu nombre es Encontrado. En ese momento reparó en que el animal no<br />

llevaba collar y en que el pelo no era sólo gris, estaba sucio de barro y<br />

de detritos vegetales, sobre todo las piernas y el vientre, señal más<br />

que probable de ásperas travesías por cultivos y descampados, no de<br />

haber viajado cómodamente por carretera. Marta se acercaba, traía un<br />

plato con un poco de comida para el perro, nada exageradamente<br />

sustancial, apenas para confirmar el encuentro y celebrar el bautismo,<br />

Dáselo tú, dijo el padre, pero ella respondió, Déselo usted, habrá<br />

muchas ocasiones para que yo lo alimente. Cipriano Algor puso el plato<br />

en el suelo, después se levantó con dificultad, Ay mis rodillas, cuánto<br />

daría por volver a tener aunque fuesen las del año pasado, Tanta<br />

diferencia hay, A esta altura de la vida hasta un día se nota, nos salva<br />

que a veces parece que es para mejor. El perro Encontrado, ahora que<br />

ya tiene un nombre no deberíamos usar otro para él, ya sea el de<br />

perro, que por la fuerza de la costumbre todavía se antepuso, ya sea el<br />

de animal o bicho, que sirven para todo cuanto no forme parte de los<br />

reinos mineral y vegetal, aunque alguna que otra vez no nos será<br />

posible escapar a esas variantes, para evitar repeticiones aborrecidas,<br />

que es la única razón por la que en lugar de Cipriano Algor hemos ido<br />

escribiendo alfarero, hombre, viejo y padre de Marta. Ahora bien,<br />

como íbamos diciendo, el perro Encontrado, después de que con dos<br />

lametones rápidos hiciera desaparecer la comida del plato, clara<br />

demostración de que todavía no consideraba cabalmente satisfecha el<br />

hambre de ayer, levantó la cabeza como quien aguarda nueva porción<br />

de pitanza, por lo menos fue así como interpretó Marta el gesto, por<br />

eso le dijo, Ten paciencia, el almuerzo viene después, mientras tanto<br />

entretén el estómago con lo que tienes, fue un juicio precipitado, como<br />

tantas veces sucede en los cerebros humanos, a pesar del apetito<br />

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