13.05.2013 Views

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sido porque, la frase tuvo que interrumpirse, de hecho Cipriano Algor<br />

no sabía por qué estaba allí, ni es de extrañar, si tantas veces eso nos<br />

sucede cuando nos encontramos despiertos, no saber por qué hacemos<br />

o hicimos esto o aquello, qué será cuando, durmiendo, soñamos.<br />

Cipriano Algor pensó que lo mejor, lo más fácil, sería levantarse<br />

simplemente del banco de piedra, salir y preguntarle al yerno qué<br />

demonios de galimatías era aquél, pero sintió que el cuerpo le pesaba<br />

como plomo, o ni siquiera eso, que verdaderamente nunca el peso del<br />

plomo será tanto que no consiga alzarlo una fuerza mayor, lo que<br />

ocurría era que estaba atado al respaldo del banco, atado sin cuerdas<br />

ni cadenas, mas atado. Trató de volver la cabeza otra vez, pero el<br />

cuello no le obedeció, Soy como una estatua de piedra sentada en un<br />

banco de piedra mirando un muro de piedra, pensó, aunque supiese<br />

que no era rigurosamente así, el muro, por lo menos, como sus ojos<br />

de entendido en materias minerales podían comprobar, no había sido<br />

construido con piedras, sino con ladrillos refractarios. Fue en ese<br />

momento cuando la sombra de Marcial volvió a proyectarse en la<br />

pared, Le traigo la buena noticia que ansiábamos hace tanto tiempo,<br />

dijo su voz, he sido ascendido, por fin, a guarda residente, de modo<br />

que no merece la pena seguir adelante con la fabricación, se explica al<br />

Centro que cerramos la alfarería y ellos entenderán, más pronto o más<br />

tarde tendría que suceder, así que salga de ahí, la furgo<strong>net</strong>a ya está<br />

delante de la puerta para cargar los muebles, qué pena el dinero que<br />

se ha gastado en ese horno. Cipriano Algor abrió la boca para<br />

responder, pero la sombra ya se había ido, lo que el alfarero quería<br />

decir era que la diferencia entre la palabra de artesano y un mandato<br />

divino estriba en que éste necesitó que lo pusieran por escrito, e<br />

incluso así con los lamentables resultados que se conocen, y además<br />

que si tenía tanta prisa podía empezar a andar, expresión algo grosera<br />

que contradecía la solemne declaración que él mismo hizo aún no hace<br />

muchos días, al prometer a la hija y al yerno que se iría a vivir con<br />

ellos cuando Marcial fuera ascendido, una vez que la mudanza de<br />

ambos al Centro haría imposible mantener en funcionamiento la<br />

alfarería. Estaba Cipriano Algor recriminándose por haber asegurado lo<br />

que la honra nunca le permitiría cumplir, cuando una sombra nueva<br />

apareció sobre la pared del fondo. A la débil luz que consigue entrar<br />

por la estrecha puerta de un horno de este tamaño, dos sombras<br />

humanas son muy fáciles de confundir, pero el alfarero supo de quién<br />

se trataba, ni la sombra, más oscura, ni la voz, más espesa,<br />

pertenecían al yerno, Señor Cipriano Algor, vine sólo para informarle<br />

de que nuestro pedido de figuras de barro acaba de ser cancelado, dijo<br />

el jefe del departamento de compras, no sé ni quiero saber por qué se<br />

140

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!