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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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después me puse a pensar, a pensar, y vi que no es tan fácil, que es<br />

hasta imposible, satisfacer al mismo tiempo dos obligaciones, es decir,<br />

retirar la loza y hacer las figuras, sí, bien sé que todavía no ha dicho<br />

que las encargará pero, suponiendo que lo haga, se me ocurrió, por<br />

mero espíritu previsor, proponerle una alternativa que sería dejar libre<br />

la primera semana para poder avanzar en la fabricación de las figuras,<br />

retirar la mitad de la loza en la segunda semana, volver a las figurillas<br />

en la tercera y rematar el transporte de la loza en la cuarta, ya lo sé,<br />

ya lo sé, no necesita decírmelo, no ignoro que hay otra o pción, esa que<br />

sería comenzar por la loza en la primera semana, y después ir<br />

alternando, siguiendo la secuencia, ora figuras, ora loza, ora figuras,<br />

pero creo que en este caso particular se deberían tener en<br />

consideración los factores psicológicos, todo el mundo sabe que el<br />

estado de espíritu del creador no es el mismo que el del destructor, de<br />

aquel que destruye, si yo pudiese comenzar por las figurillas, es decir,<br />

por la creación, y más en la excelente disposición de ánimo en que me<br />

encuentro, aceptaría con otro coraje la dura tarea de tener que<br />

destruir los frutos de mi propio trabajo, que es no tener a quien<br />

venderlos lo mismo que destruirlos, y, peor todavía, no encontrar a<br />

quien los quiera, incluso regalados. Este discurso, que a las tres de la<br />

madrugada le parecía a su autor que contenía una lógica irresistible, se<br />

tornó absurdo con el primer rayo de la mañana, y definitivamente<br />

ridículo bajo la denunciadora luz del sol. En fin, que lo que tenga que<br />

ser, será, dijo el alfarero al perro Encontrado, el diablo no acecha<br />

siempre tras la puerta. A causa de la manifiesta diferencia de<br />

conceptos y de la distinta naturaleza de los vocabularios de uno y otro,<br />

no podía Encontrado aspirar siquiera a una mera comprensión<br />

preliminar de lo que el dueño pretendía comunicarle, y en cierto modo<br />

menos mal que así era, porque, condición indispensable para pasar al<br />

siguiente grado de entendimiento, tendría que ser preguntarle qué era<br />

eso del diablo, figura, entidad o personaje, como se supone, ausente<br />

del mundo espiritual canino desde el principio de los tiempos, y ya se<br />

está viendo que, haciéndose una pregunta de éstas nada más<br />

comenzar, la discusión no tendría fin. Con la aparición de Marta y de<br />

Marcial, insólitamente risueños, como si esta vez la noche los hubiera<br />

premiado con algo más que el acostumbrado desahogo de los deseos<br />

acumulados durante los diez días de separación, Cipriano Algor<br />

despidió los últimos restos de mal humor, y, acto seguido, por mérito<br />

de recorridos mentales fácilmente delineables para quien conociese la<br />

premisa y la conclusión, se encontró pensando en Isaura Estudiosa, en<br />

ella en persona, pero también en el nombre que usa, que no se<br />

entiende por qué tendremos que seguir llamándola Estudiosa, si ese<br />

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