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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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Así que los que viven en el Centro también mueren, dijo Cipriano Algor<br />

al entrar en casa con el perro detrás después de haber llevado al yerno<br />

a sus obligaciones, Supongo que nadie se habrá imaginado alguna vez<br />

lo contrario, respondió Marta, todos sabemos que tienen dentro su<br />

propio cementerio, El cementerio no se ve desde la calle, pero el<br />

humo, sí, Qué humo, El del crematorio, En el Centro no hay<br />

crematorio, No había, pero ahora hay, Quién lo ha dicho, Tu Marcial,<br />

cuando entramos en la avenida vi humo saliendo del tejado, era algo<br />

de lo que se venía hablando, y se ha cumplido, Marcial me dijo que<br />

empezaban a tener problemas de espacio, Lo que me extraña es el<br />

humo, casi apostaría a que la tecnología actual ya lo había eliminado,<br />

Estarían haciendo experimentos, quemando otras cosas, tal vez<br />

cachivaches pasados de moda, como nuestros platos, Deje de pensar<br />

en los platos, tenemos mucho trabajo a la espera, He venido lo más<br />

deprisa posible, sólo fue dejar a Marcial en la puerta y volver,<br />

respondió Cipriano Algor. Omitía el pequeño desvío que le había<br />

permitido pasar por delante de la casa de Isaura Estudiosa y no se<br />

percataba de que sus palabras sonaban a justificación improvisada, o<br />

quizá sabiendo que lo eran, no conseguía evitarlo. Es cierto que le faltó<br />

coraje para detener la furgo<strong>net</strong>a y llamar a la puerta de la viuda de<br />

Joaquín Estudioso, pero ésa no fue la única razón por la que, usando<br />

una expresión fuerte, se acobardó, lo que temió sobre todo fue el<br />

ridículo de encontrarse delante de la mujer sin saber qué decirle y,<br />

como tabla de salvación, acabar preguntándole por el cántaro. Una<br />

importante duda quedará sin aclaración para siempre jamás, esto es,<br />

si Cipriano Algor, en el caso de haber podido hablar aunque fuera dos<br />

minutos con Isaura Estudiosa, hubiera entrado en casa hablando de<br />

muertos, humos y crematorios, o si, al contrario, el placer de una<br />

amena conversación entre puertas habría hecho acudir a su espíritu<br />

algún tema más apacible, como el regreso de las golondrinas o la<br />

abundancia de flores que ya se observa en los campos. Marta dispuso<br />

sobre la mesa de la cocina los seis diseños de la última fase<br />

preparatoria, por orden de elección, el bufón, el payaso, la enfermera,<br />

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