13.05.2013 Views

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A partir de ese día, Cipriano Algor sólo interrumpió el trabajo en la<br />

alfarería para comer y dormir. Su poca experiencia en las técnicas le<br />

hizo desentenderse de las proporciones de yeso y agua en la<br />

fabricación de los táceles, empeorarlo todo cuando se equivocó en las<br />

cantidades de barro, agua y fundente necesarias para una mezcla<br />

equilibrada de la barbotina de relleno, verter con excesiva rapidez la<br />

mezcla obtenida, creando burbujas de aire en el interior del molde. Los<br />

tres primeros días se le fueron haciendo y deshaciendo,<br />

desesperándose con los errores, maldiciendo su torpeza,<br />

estremeciéndose de alegría siempre que lograba salir bien de una<br />

operación delicada. Marta ofreció su ayuda, pero él le pidió que lo<br />

dejase en paz, manera de expresarse verdaderamente nada<br />

coincidente con la realidad de lo que se estaba viviendo dentro del<br />

viejo taller, entre yesos que endurecían demasiado pronto y aguas que<br />

llegaban tarde al encuentro, entre pastas que no estaban<br />

suficientemente secas y mezclas demasiado espesas que se negaban a<br />

dejarse filtrar, mucho más acertado hubiera sido que él dijera Déjame<br />

en paz con mi guerra. En la mañana del cuarto día, como si los<br />

maliciosos y esquivos duendes, que eran los diferentes materiales, se<br />

hubiesen arrepentido del modo cruel con que habían tratado al<br />

inesperado principiante en el nuevo arte, Cipriano Algor comenzó a<br />

encontrar suavidades donde antes sólo había enfrentado asperezas,<br />

docilidades que lo llenaban de gratitud, secretos que se desvelaban.<br />

Tenía el manual auxiliar encima del tablero, húmedo, manchado por<br />

dedos sucios, le pedía consejo de cinco en cinco minutos, a veces<br />

entendía mal lo que había leído, otras veces una súbita intuición le<br />

iluminaba una página entera, no es un despropósito afirmar que<br />

Cipriano Algor oscilaba entre la infelicidad más dilacerante y la más<br />

completa de las bienaventuranzas. Se levantaba de la cama con la<br />

primera luz del alba, despachaba el desayuno en dos bocados y se<br />

metía en la alfarería hasta la hora del almuerzo, después trabajaba<br />

durante toda la tarde y hasta bien entrada la velada, haciendo apenas<br />

un intervalo rápido para cenar, con una frugalidad que nada quedaba<br />

148

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!