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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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probablemente, donde perdemos la primera de todas las memorias,<br />

Estás fantaseando, dame un beso. Antes de esta delicada conversación<br />

y de este beso, Marcial había expresado vehementes votos para que el<br />

traslado al Centro se realizase antes del nacimiento, Tendrás la mejor<br />

asistencia médica y de enfermería que alguna vez pudieras imaginar,<br />

no existe nada que se le parez ca, ni de lejos ni de cerca, y tanto en<br />

medicina como en cirugía, Cómo sabes todo eso, si nunca has estado<br />

en el hospital del Centro, ni probablemente hayas entrado, Conozco a<br />

alguien que ha estado internado, un superior mío que entró casi<br />

muriéndose y salió como nuevo, hasta hay gente de fuera que se<br />

busca enchufes para que la admitan, pero las normas son inflexibles,<br />

Quien te oiga creerá que en el Centro no muere nadie, Se muere,<br />

claro, pero la muerte se nota menos, Es una ventaja, no hay duda,<br />

Verás cuando estemos allí, Veré qué, que la muerte se nota menos,<br />

eso es lo que quieres decir, No estaba hablando de la muerte, Sí que<br />

estabas, <strong>La</strong> muerte no me interesa para nada, estaba hablando de ti y<br />

de nuestro hijo, del hospital donde lo vas a tener, Si tu nombramiento<br />

no se retrasa demasiado, Si no me ascienden en nueve meses, no me<br />

ascenderán nunca, Dame un beso, guarda interno, y vamos a dormir,<br />

Toma el beso, pero hay una cuestión de la que todavía necesitamos<br />

hablar, Cuál, Que a partir de hoy trabajarás menos en la alfarería y<br />

dentro de dos o tres meses lo dejas definitivamente, Crees que mi<br />

padre podrá hacer el trabajo solo, sobre todo si el Centro nos encarga<br />

el pedido de las figuras, Se contrata a alguien para que lo ayude, Bien<br />

sabes que ésos serían pasos perdidos, nadie quiere trabajar en<br />

alfarerías, Tu estado, Mi estado, qué, mi madre trabajó siempre<br />

mientras estuvo embarazada de mí, Cómo lo sabes, Me acuerdo. Se<br />

rieron ambos, después Marta propuso, Por ahora no hablaremos de<br />

esto a mi padre, él se pondría contentísimo, pero es preferible que no<br />

se lo digamos, Por qué, No sé, andan demasiadas cosas rondando en<br />

esa cabeza, <strong>La</strong> alfarería, <strong>La</strong> alfarería es sólo una de ellas, El Centro, El<br />

Centro también, el encargo que harán o no harán, la loza que es<br />

necesario retirar, pero hay otras cuestiones, la historia de un cántaro<br />

al que se le soltó el asa, por ejemplo, ya te lo contaré. Marta fue la<br />

primera en dormirse. Marcial ya no estaba tan asustado, más o menos<br />

sabía por qué camino tendría que ir después del nacimiento, y cuando,<br />

pasada casi media hora, el sueño le tocó con sus dedos de humo, se<br />

dejó llevar ya con el espíritu en paz, sin resistencia. Su último<br />

pensamiento consciente fue para preguntarse si Marta le habría<br />

hablado realmente del asa de un cántaro, Qué disparate, debo de estar<br />

soñando, pensó. Fue el que menos durmió, pero fue el primero en<br />

despertarse. <strong>La</strong> luz del amanecer se filtraba por los resquicios de las<br />

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