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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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Al perro Encontrado no le gustó Marcial. Era tanto lo que había que<br />

contar, tantas las novedades, tantos los altos y bajos de esperanza y<br />

de ánimo vividos en estos días, que a Cipriano Algor no se le ocurrió,<br />

durante el camino entre el Centro y la alfarería, hablarle al yerno de la<br />

misteriosa aparición del animal y sus consiguientes singularidades de<br />

comportamiento. Se impone, sin embargo, por amor a la verdad,<br />

avivado por el escrúpulo del narrador, no dejar sin mención un único y<br />

veloz afloramiento del inopinado episodio a la memoria omisa del<br />

alfarero, que no consiguió desarrollarse porque Marcial, con más que<br />

justificado pesar, interrumpió el relato del suegro para preguntarle por<br />

qué endemoniada razón ni a él ni a Marta se les había ocurrido<br />

informarle de lo que estaba sucediendo en casa, la idea de los<br />

muñecos, los diseños, los experimentos de modelado, Incluso parece<br />

que no existo para ustedes, comentó con amargura. Pillado en falta,<br />

Cipriano Algor hilvanó una explicación en que participaba el<br />

nerviosismo y la concentración de toda creación artística, la ninguna<br />

amabilidad con que el mandado de turno del teléfono solía atender las<br />

llamadas de los parientes de los guardas que vivían fuera del Centro,<br />

y, finalmente, unas cuantas palabras decorativas, medio atropelladas,<br />

para acabar de llenar y rematar el discurso. Felizmente, la vista del<br />

camión quemado contribuyó a desviar las atenciones de una<br />

discrepancia capaz de convertirse en querella familiar, que<br />

adelantémoslo, de amenaza no pasará, aunque Marcial Gacho haga<br />

intención de retomar el asunto cuando se encuentre a solas con su<br />

mujer, en el dormitorio y con la puerta cerrada. Con desahogo visible,<br />

Cipriano Algor dejó a un lado las figuras de barro para exponerle las<br />

sospechas que el incendio había hecho nacer en su espíritu, posición<br />

esta que Marcial, todavía molesto por la desconsideración de que fuera<br />

víctima, contestó con cierta brusquedad en nombre de la deontología,<br />

de la conciencia ética y de la limpieza de procesos que, por definición,<br />

siempre han distinguido a las fuerzas armadas, en general, y a las<br />

autoridades administrativas y policiales, en particular. Cipriano Algor<br />

encogió los hombros, Dices eso porque eres guarda del Centro, si<br />

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