Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net
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toque involuntario hubiese deprimido, igualando alturas, consolidando<br />
bases, calculando para cada una de las estatuillas la línea óptima de<br />
división de los respectivos táceles. <strong>La</strong>s cajas todavía no han sido<br />
entregadas por el carpintero, el yeso espera dentro de sus grandes<br />
sacos de papel grueso impermeable, pero el tiempo de la<br />
multiplicación ya se aproxima.<br />
Cuando Cipriano Algor regresó a casa en el primer día de la semana de<br />
destrucción, más indignado por el vejamen que exhausto por el<br />
esfuerzo, traía que contarle a la hija la aventura ridícula de un hombre<br />
calcorreando por los campos en busca de un lugar yermo donde<br />
pudiese abandonar la cacharrería inútil que transportaba, como si de<br />
sus propios excrementos se tratase, Con los pantalones en la mano,<br />
decía, así me sentí, dos veces me sorprendieron personas<br />
preguntándome qué estaba haciendo ahí, en terreno privado, con una<br />
furgo<strong>net</strong>a abarrotada de loza, tuve que hilvanar una explicación sin<br />
sentido, dije que necesitaba tomar una carretera de más allá y había<br />
pensado que el camino para llegar era por ahí, que disculpase, por<br />
favor, y ya que estamos si le agrada alguna cosa de lo que llevo en la<br />
furgo<strong>net</strong>a tendré mucho gusto en regalársela, uno de ellos no quiso<br />
nada, respondió de malos modos que en su casa cosas de ésas ni para<br />
los perros, pero al otro le hizo gracia una sopera y se la llevó, Y dónde<br />
acabó dejando la loza, Cerca del río, Dónde, Había pensado que en una<br />
cueva natural sería lo más adecuado, pero incluso así siempre estaría<br />
el inconveniente de que se hallarían a la vista de quien pasase, al<br />
descubierto, reconocerían en seguida el producto y al fabricante, y<br />
para vergüenza y vejamen ya basta con lo que basta, Personalmente<br />
no me siento ni vejada ni avergonzada, Tal vez te sentirías si hubieras<br />
estado en mi lugar desde el principio, Es probable, sí, y entonces qué<br />
encontró, Precisamente la cueva ideal, Hay cuevas ideales, preguntó<br />
Marta, Depende siempre de lo que se quiera meter dentro, imagínate<br />
en este caso un agujero grande, más o menos circular, de unos tres<br />
metros de profundidad y al que se baja por una pendiente fácil, con<br />
árboles y arbustos dentro, visto desde fuera es como una isla verde en<br />
medio del campo, en invierno se llena de agua, todavía tiene un charco<br />
en el fondo, Está a unos cien metros de la margen del río, También la<br />
conoces, preguntó el padre, <strong>La</strong> conozco, la descubrí cuando tenía diez<br />
años, era realmente la cueva ideal, cada vez que entraba allí me<br />
parecía que atravesaba una puerta al otro mundo, Ya estaba allí<br />
cuando yo tenía tu edad, Y cuando la tenía mi abuelo, Y cuando el mío,<br />
Todo acaba perdiéndose, padre, durante tantos años aquella cueva fue<br />
sólo una cueva, también una puerta mágica para algunos niños<br />
soñadores, y ahora, con la acumulación de escombros, ni una cosa ni<br />
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