Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net
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una hormiga extraviada que erguía entre las mandíbulas potentes una<br />
argaya de dos veces su tamaño, el recorte de una piedra por donde la<br />
fina cabeza de una lagartija espiaba, para luego desaparecer. No tenía<br />
pensamientos ni sensaciones, era sólo el mayor de aquellos pedacitos<br />
de barro, un terrón seco que una leve presión de dedos bastaría para<br />
desmoronar, una argaya que se soltó de la espiga y era transportada<br />
por el azar de una hormiga, una piedra donde de vez en cuando se<br />
refugiaba un ser vivo, un escarabajo, o una lagartija, o una ilusión.<br />
Encontrado pareció surgir de la nada, no estaba allí y de repente pasó<br />
a estar, puso bruscamente las patas sobre las rodillas del dueño,<br />
descomponiéndole la postura de contemplador de las vanidades del<br />
mundo que pierde su tiempo, o cree ganarlo, haciéndole preguntas a<br />
las hormigas, a los escarabajos y a las lagartijas. Cipriano Algor le<br />
pasó la mano por la cabeza y le hizo otra pregunta, Qué quieres, pero<br />
Encontrado no respondió, sólo jadeaba y abría la boca, como si<br />
sonriese ante la inanidad de la cuestión. Fue en ese momento cuando<br />
se oyó la voz de Marcial, llamando, Padre, venga, el desayuno está<br />
listo. Era la primera vez que el yerno hacía tal cosa, algo anormal<br />
debía de estar sucediendo en la casa y en la vida de esos dos, y él no<br />
conseguía entender qué sería, imaginó a la hija diciendo, Llámalo tú, o<br />
incluso, suceso todavía más extraordinario, Marcial anticipándose, Yo<br />
lo llamo, alguna explicación tendrá que haber para esto. Se levantó del<br />
banco, hizo otra caricia en la cabeza del perro, y se pusieron en<br />
marcha. No reparó Cipriano Algor en que la hormiga nunca más<br />
volverá a pisar el camino de vuelta al hormiguero, todavía conserva la<br />
argaya violentamente apretada entre las mandíbulas, pero la jornada<br />
se le acabó allí, la culpa la tuvo el zangolotino de Encontrado, que no<br />
ve dónde pone los pies.<br />
Mientras desayunaban, Marcial, como si estuviese respondiendo a una<br />
pregunta, informó de que había telefoneado a los padres para decirles<br />
que un trabajo urgente le impediría almorzar con ellos, Marta, a su<br />
vez, opinó que el transporte de loza no debería empezar hoy, Así<br />
pasaríamos el día juntos, es de suponer que teniendo dos semanas la<br />
diferencia de un día no será tan grave, Cipriano Algor observó que<br />
también lo había pensado, sobre todo debido al jefe del departamento,<br />
que podría telefonear a cualquier hora, Y es necesario que esté aquí<br />
para atenderlo. Marta y Marcial se cruzaron una mirada de duda, y él<br />
dijo con cautela, Si yo me encontrase en su lugar y sabiendo cómo<br />
funciona el Centro, no estaría tan confiado, Acuérdate de que fue él<br />
mismo quien admitió la posibilidad de darme la respuesta hoy, Aun así,<br />
podían haber sido sólo palabras dichas con la boca pequeña, de esas a<br />
las que no se da mucha importancia, No se trata de estar confiado o<br />
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