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Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net

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seis de la mañana, no me preguntes nada, es secreto. Marta lo miró<br />

intrigada, A esa hora el Centro está cerrado, Bueno, no será<br />

propiamente en el Centro, Entonces será fuera, Es dentro, pero no es<br />

en el Centro, No lo comprendo, Preferiría que no me hicieras<br />

preguntas, Sólo estoy diciendo que no entiendo cómo puede ocurrir<br />

una cosa, al mismo tiempo, dentro y fuera de un lugar, Es en las<br />

excavaciones destinadas a los almacenes frigoríficos, pero no te diré<br />

nada más, Encontraron petróleo, una mina de diamantes o la piedra<br />

que señala el sitio del ombligo del mundo, preguntó Marta, No sé lo<br />

que han encontrado, Y cuándo lo sabrás, Cuando sea mi turno de<br />

guardia, O cuando le preguntes a tus colegas que han estado antes,<br />

Nos han prohibido hablar entre nosotros del asunto, dijo Marcial,<br />

desviando los ojos porque éstas no eran palabras que mereciesen el<br />

nombre de verdaderas, mas sí una versión interesada de las órdenes y<br />

recomendaciones del comandante, libremente adaptada a sus<br />

dificultades retóricas de la ocasión, Gran misterio, por lo visto, dijo<br />

Marta, Parece que sí, condescendió Marcial, mientras intentaba<br />

concertar con preocupación exagerada los puños de la camisa para que<br />

apareciesen en la medida justa por debajo de las mangas de la<br />

chaqueta. Vestido de paisano aparentaba más edad de la que<br />

realmente tenía. Vienes a cenar, preguntó Marta, No tengo ninguna<br />

orden en contra, pero, si no puedo venir, telefoneo. Salió antes de que<br />

a la mujer se le ocurriera hacerle otras preguntas, aliviado por haber<br />

conseguido escapar a su insistente curiosidad, pero también<br />

disgustado porque la conversación no había sido, por su parte, un<br />

recomendable modelo de lealtad, Fui leal, sí señor, se justificó ante sí<br />

mismo, de entrada la avisé de que se trataba de un secreto. Pese a la<br />

vehemencia y la razón que asistían a su justificación, Marcial no<br />

consiguió convencerse. Cuando, una hora después, Cipriano Algor,<br />

apenas recuperado de los sustos del tren fantasma, regresó a casa,<br />

Marta le preguntó, Vio a su yerno, No, no lo he visto, Probablemente,<br />

aunque lo hubiese visto no sería capaz de reconocerlo, Por qué, Vino a<br />

cambiarse de ropa, ahora hace la vigilancia vestido de paisano, Y eso,<br />

Son las órdenes que ha recibido, Vigilancia de paisano no es vigilancia,<br />

es espionaje, sentenció el padre. Marta le contó lo que sabía, que era<br />

casi nada, pero era lo bastante para que Cipriano Algor sintiese<br />

esfumársele el interés por el río amazonas con indios adonde había<br />

hecho intención de viajar al día siguiente. Es extraño, desde el<br />

principio tuve como un presentimiento de que algo se estaba<br />

preparando aquí, Qué quiere decir con eso, desde el principio,<br />

preguntó Marta, Ese suelo que sentí temblar, vibrar, el barullo de las<br />

máquinas excavadoras, te acuerdas, cuando vinimos a ver el<br />

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