Saramago, Jose - La caverna - Telefonica.net
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una palabra aquí, otra palabra allá, un sobrentendido, un intercambio<br />
de miradas, un súbito silencio, pequeñas grietas dispersas que se van<br />
abriendo en el muro, el arte del investigador está en saber<br />
aproximarlas, en eliminar las aristas que las separan, llegará siempre<br />
un momento en que nos preguntemos si el sueño, la ambición, la<br />
esperanza secreta de los secretos no será, finalmente, la posibilidad,<br />
aunque vaga, aunque remota, de dejar de serlo. Cipriano Algor se<br />
desnudó, apagó la luz, pensó que iba a pasar una noche de insomnio,<br />
pero al cabo de cinco minutos ya dormía en un sueño tan espeso, tan<br />
opaco, que ni siquiera Isaura Madruga habría podido escudriñar tras la<br />
última puerta que en él se cerraba.<br />
Cuando Cipriano Algor salió del dormitorio, más tarde de lo que solía,<br />
el yerno ya se había marchado al trabajo. Todavía medio soñoliento<br />
dio los buenos días a la hija, se sentó a desayunar, y en ese instante<br />
sonó el teléfono. Marta fue a atender y volvió sin tardar, Es para usted.<br />
El corazón de Cipriano Algor dio un salto, Para mí, quién puede querer<br />
hablar conmigo, preguntó, ya segurísimo de que la hija le iba a<br />
responder, Es Isaura, pero lo que ella dijo fue, Es del departamento de<br />
compras, un subjefe. Indeciso entre la decepción de que la llamada no<br />
procediera de quien le gustaría y el alivio de no tener que explicar a la<br />
hija la razón de estas intimidades con la vecina, aunque no debamos<br />
olvidar que podría simplemente tratarse de algún asunto referente a<br />
Encontrado, la tristeza de la ausencia, por ejemplo, Cipriano Algor se<br />
dirigió al teléfono, dijo quién era y poco después tenía al otro lado de<br />
la línea al subjefe simpático, Ha sido una sorpresa para mí saber que<br />
se había venido a vivir al Centro, como ve, el diablo no está siempre<br />
detrás de la puerta, es un dicho antiguo, pero mucho más verdadero<br />
de lo que se imagina, De hecho es así, dijo Cipriano Algor, El motivo<br />
de esta llamada es pedirle que se pase por aquí esta tarde para cobrar<br />
las figurillas, Qué figurillas, <strong>La</strong>s trescientas que nos entregó para el<br />
muestreo, Pero esos muñecos no fueron vendidos, por tanto no hay<br />
nada que cobrar, Querido señor, dijo el subjefe con inesperada<br />
severidad en la voz, permita que seamos nosotros los jueces de esa<br />
cuestión, de todos modos quede sabiendo desde ya que, aunque un<br />
pago represente un perjuicio de más del cien por cien, como ha<br />
sucedido en este caso, el Centro liquida siempre sus cuentas, es una<br />
cuestión de ética, ahora que vive con nosotros podrá empezar a<br />
comprender mejor, De acuerdo, pero no entiendo por qué el perjuicio<br />
se eleva a más del cien por cien, Por no pensar en estas cosas las<br />
economías familiares van a la ruina, Qué pena no haberlo sabido<br />
antes, Tome nota, en primer lugar vamos a pagar por las figurillas el<br />
valor exacto que nos fue facturado, ni un céntimo menos, Hasta ahí<br />
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