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CUYO 25-26bis - Facultad de Filosofía y Letras - Universidad ...

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Cuyo. Anuario <strong>de</strong> Filosofía Argentina y Americana, v. <strong>25</strong>–26, año 2008–2009, p. 247 a 306. 291<br />

Pruebas <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios<br />

Si muchos renombrados pensadores antiguos y mo<strong>de</strong>rnos se han<br />

lanzado a dar pruebas difíciles sobre la existencia <strong>de</strong> Dios, llegando,<br />

así, a obscurecer la misma verdad, <strong>de</strong> suyo resplan<strong>de</strong>ciente, que <strong>de</strong>seaban<br />

probar; si hay quienes ponen en duda la existencia <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>cíamos,<br />

es porque les falta tener algo <strong>de</strong> espíritu humil<strong>de</strong>, sincero y<br />

candoroso <strong>de</strong> los niños.<br />

Pero aquellos gran<strong>de</strong>s luminares <strong>de</strong> la historia, como Sócrates y<br />

Sarmiento veían a Dios en todas partes, interviniendo en todo.<br />

Mediante las obras buenas se ilumina el alma y se ve a Dios, patente<br />

en todas las obras.<br />

¿Quiénes serán los que saben, los que han hecho gran<strong>de</strong>s cosas<br />

buenas o los que nada <strong>de</strong> importancia hicieron<br />

Es evi<strong>de</strong>nte que quien nada bueno hace, nada sabe; y lo que cada<br />

uno sabe se ve en sus obras buenas.<br />

Pues bien, todos los que han hecho gran<strong>de</strong>s bienes creían en Dios,<br />

y los que no creían nada <strong>de</strong> importancia han hecho.<br />

Así se ve que los que dudan <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios, son los que<br />

no saben, y los que saben, creen en Dios.<br />

Véase cómo vió Sarmiento a Dios.<br />

Dice el gran maestro, que un día, su madre, que era pobre, no tuvo<br />

con qué hacer la comida para la familia; su esposo trabajaba fuera <strong>de</strong><br />

la ciudad, en la campaña. En tales circunstancias dijo a sus hijos: voy a<br />

traer lo necesario, Dios proveerá.<br />

Y al pasar la puerta <strong>de</strong> su casa, vió sobre un pequeño puente, una<br />

moneda, con la cual fue e hizo compras para el día.<br />

En otra ocasión, encontrándose en iguales circunstancias, salió también<br />

hacia la calle, confiando en la ayuda <strong>de</strong> Dios, y cuando salió a la<br />

puerta <strong>de</strong> calle, miró en todas direcciones, y distinguió a un hombre<br />

en la calle, con una carga, reconociendo luego, que venía <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

unos parientes ricos, quienes le mandaban una carga <strong>de</strong> carne.<br />

Hechos así, repetidos, <strong>de</strong> la vida diaria, con circunstancias que no<br />

<strong>de</strong>jan lugar a la duda, sobre la intervención <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r superior, son

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