ACTAS
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I Congreso Internacional de Periodismo 13<br />
2.1. Los precursores<br />
En febrero de 1933, el Dr. Joaquín Espada, ministro de Guerra del gobierno del presidente Daniel Salamanca,<br />
invitó al teatro de guerra a cuatro periodistas para informar sobre los hechos bélicos que acontecían en el<br />
Chaco Boreal. Estos precursores narrativos fueron: Francisco Villarejos, alias “Pancho Villa”, enviado por el periódico<br />
Semana Grafica; Guillermo “Jimmy” Céspedes Rivera, por el periódico La Razón; Augusto Céspedes,<br />
por el periódico El Universal y Rodolfo Costas, por Radio Nacional. Posteriormente llegarían otros periodistas<br />
de los medios impresos y radiales de toda Bolivia: El Diario, Última Hora, La Patria, La Crónica, La República,<br />
La Acción, La Tribuna, Páginas Cívicas, El Imparcial, Los Tiempos, Alas, Radio Illimani, (Durán, 2015,<br />
p.2), que seguirían la línea marcada por estos primeros corresponsales de guerra, quienes tendrían la primicia<br />
de noticiar sobre el conflicto armado entre Bolivia y Paraguay a sus compatriotas.<br />
Algo que debe tenerse en cuenta es que el periodismo durante un conflicto armado, a un nivel internacional,<br />
es de vital importancia, tanto para el ejército que se halla en campaña como para la sociedad que se mantiene<br />
en la retaguardia. Por ello se tienen directrices y reglamentos al momento de redactar una noticia, que consistían<br />
y aún consisten en:<br />
• Elevar la moral nacional al mismo tiempo que se baja la del enemigo. Principal atribución dada al<br />
periodismo en tiempos de guerra.<br />
• Jamás dar situaciones o coordenadas, así como tampoco se deben mencionar lugares que pueden<br />
ubicarse en un mapa dentro de las zonas de operaciones.<br />
• Se debe ser consciente que durante un conflicto armado, el Estado Mayor General y el Ministerio<br />
de Guerra, tienen libertad de acción para censurar lo que crean conveniente a las noticias envidas<br />
para su impresión.<br />
El periodista durante un conflicto armado juega un rol relevante en pos de consolidar su principal objetivo:<br />
“incentivar la moral patria”, logrado a través de las palabras que estos primeros periodistas debían transmitir.<br />
A pesar de ello, los corresponsales de la Guerra del Chaco vieron por conveniente no ser los típicos corresponsales<br />
chauvinistas que ensalzaban victoria tras victoria sin mencionar la realidad vivida en el campo de batalla;<br />
noticias que proliferaron durante la Primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918.<br />
Estos primeros periodistas empezaron su trabajo entrevistando a los comandantes bolivianos. En estas entrevistas<br />
empezaron a plasmar los primeros elementos de un género narrativo. Estos corresponsales, especialmente<br />
Augusto Céspedes y Guillermo Céspedes, comprendieron que era relevante transmitir un contexto<br />
geográfico, una realidad ajena a la urbana, Y solo quienes sobrevivieron al Chaco Boreal podrían hacerlo. En<br />
estos primeros reportajes desde la línea del frente, los corresponsales cumplían su deber de dar la noticia,<br />
pero no solo de boca de los altos oficiales bolivianos que comandaban divisiones o regimientos; sino que<br />
también se dio a conocer la impresión del soldado, del hombre de tropa. En los primeros meses del conflicto<br />
armado, entre junio y septiembre de 1932, se publican estas noticias. Algo que los periódicos La Razón y El<br />
Diario llevan a cabo de manera explícita.<br />
Así se da a conocer la realidad de la guerra chaqueña a través de las palabras de los combatientes. La delegación<br />
de periodistas que el periódico El Diario, en fecha 15 de marzo de 1933, llamó pomposamente “los soldados<br />
del pensamiento” fue disgregada a distintos puntos de la zona de operaciones. Augusto Céspedes fue<br />
adscrito al regimiento “Lanza” 5to. de Caballería, que llegaría a ser el regimiento insignia del ejército boliviano<br />
en campaña. Guillermo Céspedes se movió entre los fortines durante toda la campaña, su andar incansable<br />
le dio una amplia visión del conflicto armado. Adolfo Costas regresó a la urbe a mediados de 1933, pero su<br />
trabajo es uno de los primeros que tendría un corte humanista y filosófico.<br />
“Pancho Villa” trabajó incansablemente entre las trincheras de primera y segunda línea de combate, pero no<br />
estuvo solo mucho tiempo, ya que llegaron a su lado varios “enviados especiales”, de distintos diarios y sema-