ACTAS
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I Congreso Internacional de Periodismo 35<br />
¿Y las audiencias que papel tienen en ese juego de intereses con respecto a la política practicada por los<br />
partidos y por los medios? Para Bourdieu está en buena medida indefensa, en sociedades que han instrumentado<br />
a la política como una actividad para “profesionales”. De ahí que las clases con menor capacidad<br />
económica son las más vulnerables, porque “la gente poco instruida tiene una propensión mucho más débil<br />
(hacia la política) que la gente instruida, así como los pobres tienen una propensión menor aún”. (Bourdieu,<br />
2001: pág. 12)<br />
Las derechas más radicales, por lo menos en un inicio, sí reconocieron la instrumentalización de la prensa para<br />
sus fines políticos. Para consolidar a un posible grupo de votantes y maniatarlos a través, especialmente de los<br />
periódicos, los medios de comunicación dominantes en aquellas época. Se trata de los estudiosos de la teoría<br />
de las élites, como el alemán Robert Michels. Para el autor de la llamada Ley de Hierro de la oligarquía, “la<br />
prensa es un elemento importante para la conquista, preservación y consolidación de parte de las élites. Es el<br />
medio más adecuado para difundir su fama y popularizar sus nombres. Ellos apelan a la prensa para ganar o<br />
retener la simpatía de las masas y para preservar en sus propias manos la orientación del movimiento. Utilizan<br />
a la prensa para atacar directa o indirectamente a sus adversarios, buscando con ello el apoyo de las masas”.<br />
(Meza, 1996: 401)<br />
Michels, confeso defensor del liberalismo, se refiere sin más al término “masas”, como lo hacen otros teóricos<br />
de las élites como son Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca. Los tres presentan ideas contradictorias, evidenciadas<br />
en sus textos. Así como Michels se declaraba defensor de las libertades y al mismo tiempo hablaba de<br />
cómo utilizar a la prensa, Mosca sostenía su incredulidad acerca de las elecciones bajo el sistema democrático<br />
liberal-burgués, debido a que eran manipuladas abiertamente por las propias élites. Estos teóricos desarrollaron<br />
sus trabajos académicos hasta la primera mitad del siglo pasado; sin embargo su postura muestra la<br />
concepción de sectores vinculados con el liberalismo de la época, sobre todo en Italia, dispuestos a confesar<br />
sin rubores sus concepciones acerca de las tareas de la prensa.<br />
Con la teoría de las élites se puede apreciar que el papel de los medios de comunicación, analizado y evidenciado<br />
por teóricos contemporáneos como Narváez, Hallin y Mancini o Rodríguez, entre otros, no es casualidad.<br />
Esto pese a que en la Modernidad las formas de alguna manera se han llegado a disimular, aunque no<br />
se han hecho invisibles. Hallin y Mancini, pese a todos los matices que presentan en su estudio de la prensa<br />
occidental en 18 países, llegan a conceptualizar de manera categórica, por ejemplo, el papel de los impresos:<br />
“(…) el carácter de un periódico moderno es el de una institución social de orden social seglar, urbano, nacional,<br />
democrático y capitalista”. (Hallin y Mancini, 2008: pág. 57)<br />
Con reglas en juego tan claras con respecto a la prioridad que tiene la política sobre la labor de los medios,<br />
¿aún podemos hablar de una prensa capaz de desarrollarse libre y autónomamente? Por lo menos en el capitalismo,<br />
en los diversos matices con el que se presenta a lo largo del planeta, resulta una tarea más bien<br />
compleja.<br />
La pugna gobierno-medios, a la sombra de la teoría de Exeni<br />
En clave de uno de los estudiosos de las incestuosas relaciones entre la política y los medios de comunicación,<br />
José Luis Exeni, existiría en los países de corte nacionalista diseminados en América Latina durante los últimos<br />
años, una suerte de “mediófobia”, de parte de los regímenes. Y una actitud “mediófila” a cargo de los medios,<br />
a través de sus propietarios, determinados periodistas, y de la oposición a los ejecutivos. ¿Es el fenómeno tan<br />
marcado en realidad? La polarización mediófobia-mediófila pudiera esbozar la forma del problema, por lo<br />
menos en el caso ecuatoriano. Y, como lo dice Exeni, existen matices a la hora de hablar de extremos.<br />
Si se va hablar de política en los medios, obligatoriamente se tienen que mencionar las posturas y políticas<br />
de cada uno, tomando en cuenta los intereses social y económico de sus propietarios, más todavía en el caso<br />
de los privados, dadas las condiciones en las cuales trabajan los medios en este país andino. Porque en el<br />
Ecuador, a diferencia de lo que sucede en ciertos países de Europa o en Estados Unidos, las salas de redacción