ACTAS
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54 Convergencias mediáticas y nueva narrativa latinoamericana<br />
Lo pensé entre salida y salida. Solamente podía vender en el mismo penal, mi pabellón, y tenía que venderla cara.<br />
Así que busqué al único que no me iba a decir que no a una cuenta corriente: mi hermano, el traidor, el que se<br />
quedó con lo mío. El otro hombre que me había dejado en la ruina. ¿Eran las reglas? Bueno, volvía a jugar. Le<br />
compré merca, la misma mercadería que me había sido robada. Entré empericada al penal. Se envaina la cocaína<br />
en nailón o en un preservativo y lo acomodás como un tampón (…) Menos mal que me decidí a vender en la<br />
cárcel, porque si no, no sé qué hubiera hecho el día que me dieron mi libertad, cuando mi madre me entregó a<br />
los chicos. (Alarcón, 2010, p.192).<br />
Alarcón se sumerge en los mundos de sus personajes con la humildad del inmigrante. La misma actitud domina<br />
los textos de la argentina Josefina Licitra. Ella aborda un amplísimo registro en sus crónicas, un rasgo común<br />
entre los cronistas que publican con frecuencia en periódicos y revistas de circulación masiva -pasa lo mismo<br />
con Salcedo Ramos, por ejemplo-. Sin embargo, en sus libros se despliegan los mundos marginalizados de Buenos<br />
Aires. Si en Los Otros (2011) y en El agua mala (2014) se trata de una marginación geográfica, económica y<br />
social, en Los imprudentes (2007) es el margen en que habitan los adolescentes gays y lesbianas, no necesariamente<br />
pobres, pero sí invisibilizados, negados por sus familias, sus escuelas, sus barrios.<br />
Personajes en tierra de nadie. Historias en que la verdad no es fácil de trazar.<br />
En Los Otros, la muerte es omnipresente. Las familias construyen sus casuchas, se pelean y se matan por pedazos<br />
de tierra que en realidad son basurales, junto a un río saturado de contaminantes.<br />
Los peces, los sapos, las plantas, los insectos, las aves, el aire, los zapatos, las botellas, las chapas, las bolsas, las<br />
latas, los pañales, los tubos de aerosol, los autos desarmados, los cuerpos de animales flotando en el río: todo<br />
está muerto. Todo está muerto y todo está a la vista, y sin embargo lo que mata es lo que no se ve; lo que apenas<br />
se intuye en el regurgitar del agua: el mayor contaminante del Riachuelo es el cromo trivalente, un metal pesado<br />
que, cuando la concentración es alta- forma hermosas burbujas de color azul cielo. (Licitra, 2011, p. 83).<br />
Nuevamente, hay aquí una geografía, una materialidad que determina las acciones de las personas. En Los<br />
Otros no existen héroes, no puede haberlos: todos están aplastados por la desesperanza.<br />
En Los Imprudentes, es la geografía humana lo que envenena:<br />
Dos días más tarde, su madre se acercó a Santos con una mueca vaporosa, un gesto casi virginal.<br />
–Santitos, quería decirte que nosotros te vamos a acompañar -lo acarició con la mirada-. Acá estamos: somos tu<br />
familia. Incondicionales. Tenés que relajarte, tenés que dejarte contener, nosotros sólo te pedimos que esto quede<br />
en la familia -sonrió-. Sólo te pedimos prudencia. Esto es algo muy personal, muy tuyo. Te ruego que no lo hables<br />
con nadie, ni con tus amigos, ni con los primos, ni con los tíos, ni con la gente que te conozca. Es cuestión de<br />
tiempo. Vos vas a estar bien, Santitos, esta es una carga que no dura para siempre. Yo conozco un siquiatra. Con<br />
mucho esfuerzo vas a poder curarte.<br />
Después, y por segunda vez, Isabel cerró la boca. (Licitra, 2007, p. 27).<br />
Guerriero, Salcedo Ramos y Villanueva Chang: el otro como frontera<br />
La cronista argentina Leila Guerriero alterna entre sus temas las historias de vida de personas relevantes en el<br />
campo cultural con otras historias de personas anónimas que han tenido momentos de exposición pública. En<br />
todos los casos, Guerriero explora en la tensión entre la historia oficial y la historia íntima. Calvi (2015) afirma<br />
que a la cronista le interesa “llevar su escritura más allá de la noción de precisión factual. En sus historias, la<br />
duda existe no como algo que debe ser superado, ignorado, evitado o corregido, sino como un elemento<br />
esencial de la verdad en sí misma, que debe ser añadido para completar la totalidad de la experiencia” (Calvi,<br />
2015, p. 120).<br />
Para respaldar su hipótesis, Calvi pone como ejemplos pasajes de crónicas de Guerriero en que ella plantea<br />
cosas que podrían ser o no ser. Sin embargo, desde otra perspectiva es válido afirmar que se trata de