09.04.2017 Views

ACTAS

2oUssoJ

2oUssoJ

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

34 Convergencias mediáticas y nueva narrativa latinoamericana<br />

mación, está prácticamente definido a favor de una “hinchada” en particular. Esa parcialidad es, evidentemente,<br />

la clase política a la cual se deben los propietarios. “El periodista comprometido habla para una hinchada<br />

y que escoge hablar desde esa hinchada. El periodista subjetivo forma parte de esa hinchada que solemos<br />

reconocer con el nombre de opinión pública”. (Rodríguez, 2007: pág. 198)<br />

Se trata de una camisa de fuerza del periodismo en los entornos en los cuales se practica y se pregona el liberalismo,<br />

que es prácticamente irrompible. Hallin y Mancini, autores de un estudio para caracterizar a la prensa<br />

masiva de los países del oeste de Europa y de América del Norte, tuvieron claro esas limitaciones. “La prensa<br />

siempre asume la forma y el color de las estructuras sociales y políticas dentro de las cuales opera” (Hallin y<br />

Mancini, 2007: pág.6).<br />

Con los antecedentes anteriores, ¿le queda alguna alternativa a los medios para no depender de la política?<br />

Aunque el entorno es complicado, y por momentos desfavorable, hay la posibilidad de que el trabajo de<br />

la prensa en general, y de los periodistas en particular, pudiera realizarse en mejores condiciones. Hallin y<br />

Mancini construyeron teóricamente los tres sistemas que caracterizan a la prensa occidental: liberal al estilo<br />

estadounidense, polarizado en la onda mediterránea y democrática corporativo en clave con los países de la<br />

parte norte de Europa. Se trata de modelos liberales a ultranza, como el primero, hasta los que permiten la<br />

intervención del Estado y cierta autonomía para los medios privados, como el escandinavo. Los autores del<br />

informe, antes que inclinarse por uno u otro, dan coordenadas para encontrar factores comunes. Una vez<br />

cotejadas las tres tendencias, terminaron más bien pesimistas con respecto a la utopía de una prensa autónoma.<br />

“Ningún analista serio defendería al periodismo totalmente neutral. Esta noción se ha desenmascarado,<br />

porque cuando los periodistas se comprometen con una ideología de ‘objetividad’, las noticias incorporan<br />

valores políticos”. (Ibíd.: p. 35)<br />

La producción simbólica de los medios evidencia ese posicionamiento, muchas veces oculto en sociedades<br />

con paradigmas liberales con respecto a que los medios “tienen” que ser imparciales. Rodríguez, apoyándose<br />

en el trabajo de Bourdieu, señala que la judicialización y criminalización de la noticia permite a los medios<br />

posicionarse y sobre todo “deshistorizar” la información. Se trata de una suerte de consenso, explica, mediante<br />

el cual los medios pueden criminalizar en razón de excluir socialmente; los medios llegan a oficializar la exclusión,<br />

propia de los sistemas liberales, a través de sus prácticas. “Cuando el periodismo piensa a la sociedad<br />

desde el conflicto está procurando inscribirse históricamente en la realidad, y al hacerlo está queriendo participar<br />

en la disputa que tiene lugar. En cambio, el periodismo consensual es la prensa que busca desenmascararse<br />

de la historia”. (Rodríguez, 2007: p. 193)<br />

La interpretación de Rodríguez se concretó a través de la observación y el análisis a lo que se conoce como periodismo<br />

“movilero” en la Argentina de hace una década, inscrito, a los ojos del autor, en una labor consensual<br />

que beneficia al sistema imperante. Dentro de ese trabajo, el autor llegó a identificar prácticas periodísticas<br />

que más bien desacreditan y aligeran el trabajo de los comunicadores. “El movilero llega y pregunta a tres o<br />

cuatro que andan por ahí y con eso ya tiene suficiente data para salir al aire (…). Hay que apurarse: la primicia<br />

le imprime un ritmo vertiginoso al periodismo y a la actualidad que se pretende exaltar (…)” (Ibíd.: pág. 206).<br />

La investigación de Rodríguez evidencia un diagnóstico sombrío acerca del trabajo de la prensa, que, a criterio<br />

del autor, busca deslegitimar la información si el hecho es contundente e imposible de ser obviado. “Si lo que<br />

surge no se puede evitar, por lo menos habrá que descontextualizarlo, despolitizarlo, aportar otro marco que<br />

sugiera otra lectura, fijarlo en determinado lugar y evitar que salpique a su alrededor”. (p. 191)<br />

¿Quedan alternativas ante un panorama pesimista? Por lo menos para Hallin y Mancini, quienes ponen énfasis<br />

en la profesionalización de los comunicadores como una de las respuestas ante las presiones del campo político,<br />

especialmente bajo las características del modelo corporativista de los países escandinavos. Sin embargo,<br />

los autores se encargan de limitar su propuesta al tomar en cuenta su construcción teórica acerca de la “diferenciación”,<br />

la cual evidencia que el trabajo de los medios de comunicación masivos en clave liberal apenas<br />

tiene matices con las que proponen o pregonan los partidos políticos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!