ACTAS
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60 Convergencias mediáticas y nueva narrativa latinoamericana<br />
Como en otras de sus crónicas, Salcedo Ramos hace un trabajo de edición y montaje que rompe con la narración<br />
cronológica, en este caso de la vida de Emiliano Zuleta. Asimismo, inicia la crónica presentando al personaje<br />
de tal forma que sea interesante para el lector, sin importarle dar a conocer muchos datos:<br />
A los 86 años Emiliano Zuleta Baquero conoció el aburrimiento. Ocurrió en septiembre de 1998, cuando sus problemas<br />
cardíacos lo forzaron a marcharse del pueblo de Urumita para la ciudad de Valledupar. La mudanza fue<br />
ordenada por sus cardiólogos, con el argumento de que en Valledupar era más fácil controlarle la salud. Antes de<br />
venirse para acá, dice Zuleta, había sentido el dolor y la tristeza, jamás el tedio. (2015, p. 40)<br />
Asimismo, hace uso de escenas para ir contando los diversos momentos en la vida de Zuleta y recurre a metáforas,<br />
a elipsis, a detener la narración para aumentar el suspenso, a resumir escenas para que la acción avance,<br />
así como a juegos verbales que magnifican el sentido de lo que narra. Por ejemplo, hay un momento cuando<br />
Zuleta habla de su facilidad para enamorar mujeres y Salcedo Ramos utiliza palabras que tienen que ver con<br />
el sentido del gusto para remarcar la idea que está planteando:<br />
El que quiere besar simplemente busca la boca, y ahí no hay abecedario que valga. Lo único que vale es tener<br />
dulce el pellejo para que las mujeres se vayan pegando como enjambres de mariposas. El que no tiene eso está<br />
muerto, así sea dueño de todos los códigos y de todas las Biblias. Si naciste mal despachado de miel, las mujeres<br />
no se engolosinarán contigo y deberás conformarte con verlas volar a lo lejos, bonitas y sabrosas, pero ajenas.<br />
Llegado a este punto, los ojos de Zuleta tienen el desenfreno del glotón que está por fin frente al banquete<br />
prometido. (2015, p. 51) 2<br />
Aunado a lo anterior, huye de los lugares comunes y de la descripción directa. Por ejemplo, en cierto momento<br />
narra que Zuleta se acerca de forma insistente a un hombre para decirle que él toca el acordeón, y el hombre,<br />
harto de que Emiliano lo interrumpa: “Lo reparó de pies a cabeza con el gesto de quien muerde un limón<br />
demasiado ácido” (2015, p. 75).<br />
En este sentido, Salcedo Ramos cumple al pie de la letra con los conceptos que planteó en el Taller de Crónica:<br />
Las historias del Bicentenario de Cartagena de Indias, que impartió en esta ciudad como parte de las<br />
actividades de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, de la que forma parte. En el material<br />
de este taller, que está disponible vía Internet, Salcedo Ramos considera que parte del éxito de los escritores<br />
de reportajes, perfiles y crónicas actuales es saber captar la esencia de los sucesos y transmitirlos mediante<br />
escenas. A su consideración, éstas son estructuras narrativas que están compuestas por una unidad de tiempo,<br />
acción y lugar, además de que permiten hacer visibles a los personajes de las mismas. Sin embargo, aclara que<br />
no debe abusarse de este recurso y para ello recomienda crear una estructura que también utilice diálogos,<br />
imágenes y buen lenguaje, pues estos elementos generarán emociones e interés de parte del lector. Aunado<br />
a lo anterior, apunta que el recurso de las escenas se recomienda cuando se ha sido testigo de las acciones,<br />
pues de otra forma es mejor utilizar testimonios de los personajes.<br />
Asimismo, en “La crónica, el rostro humano de la noticia” (s.f.), establece que ésta debe presentar un principio,<br />
un desarrollo y un final; y no ser sólo una historia que dé fe de un suceso. Por lo mismo, debe tener un<br />
conflicto entre sus personajes, contar con una investigación previa y profunda del tema a tratar, y mostrar que<br />
el cronista se ha sumergido en el contexto de sus personajes y que ha sabido observar y escuchar. Además,<br />
mediante el punto de vista del autor, debe guiar al lector para que comprenda lo narrado desde el enfoque<br />
que el cronista busca. Esto, sin olvidar que la crónica es un género informativo y por lo tanto debe suministrar<br />
información, pero sin recurrir al esquema de la “pirámide invertida” que se utiliza en las notas informativas. Es<br />
decir, el cronista puede dar a conocer el qué, quién, cuándo, dónde y por qué a lo largo de su texto. Aunado<br />
a lo anterior, debe poner especial atención tanto en la redacción de la entrada, la cual debe ser contundente,<br />
así como crear un remate definitivo, que deje la sensación de que la conclusión de la historia representa un<br />
2 El énfasis es nuestro.