ACTAS

I Congreso Internacional de Periodismo 185
El “pseudorracionalismo”, como la llamara Popper, se basa en esta especie de creencia exacerbada en las
propias capacidades. En un saber a “ciencia cierta”, con pretensiones de autoridad. Se trata, con palabras del
propio autor, de una “fe irracional en la razón”. Popper criticaría este principio de democracia electrónica,
arguyendo que es profundamente platónico puesto que ve la razón “como una especie de facultad que los
hombres poseen y pueden desarrollar en distinto grado” (Popper 2010:439). El mesianismo hunde las opiniones
en las redes discursivas impidiendo la argumentación basada en la experiencia.
El mesianismo alimenta la actitud mágica de una sociedad “cerrada”, primitiva o tribal, en la que su vida
transcurre dentro de un círculo encantado de tabúes inmutables, de normas y costumbres que se reputan tan
inevitables como la salida del sol, el ciclo de las estaciones u otras evidentes uniformidades semejantes a la
naturaleza:
La comprensión teórica de la diferencia que media entre la ‘naturaleza’ y la ‘sociedad’ sólo puede desarrollarse
una vez que esa ‘sociedad cerrada’ mágica haya dejado de tener vigencia. Y precisamente las redes sociales no
van en esa dirección. Se supondría que los nuevos medios de comunicación responden a otro tipo de lógica:
el montaje colaborativo de contenidos, la distribución en una estructura reticular, narrativas colaborativas; y
aún así, el eterno retorno a lo mismo.
Populismo
Los debates contemporáneos en el seno de la ciencia política sobre los populismos están asimismo polarizados:
hay quienes lo consideran como parasitarios para la democracia y otros, hostigadores de rupturas que revitalizan
la democracia (Arditti 2007; Canovan 2005; De la Torre 2013). No es de nuestra competencia juzgar las
consecuencias o atribuirle una etiqueta perniciosa o ponerlos en valor; es de nuestro compito, sin embargo,
desentrañar los mecanismos que vertebran el discurso de Podemos y su permeabilidad en las redes sociales.
De la mano de Carlos de la Torre, que aplica su análisis a Latinoamérica, surcaremos la estructura narrativa de
un partido político emergente cuyos miembros asesoraron a los gobiernos de Hugo Chávez, Rafael Correa o
Evo Morales.
De la Torre identifica “la ocupación de espacios a través de marchas, mítines políticos o asambleas (...) junto a
discursos maniqueos a favor del pueblo, construido como la encarnación de las virtudes y los valores auténti-