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50 Convergencias mediáticas y nueva narrativa latinoamericana<br />
Geografías de la crónica latinoamericana<br />
Marcela Aguilar Guzmán<br />
Universidad Finis Terrae, Chile<br />
La crónica necesita un ingrediente de inmediatez, de urgencia, para aparecer en un periódico o una revista.<br />
Pero como es un texto que tiene, como decía Antonio Cándido (1992), una “segunda vida” literaria, debe hablar<br />
también de temas perdurables. Ya en 1925 Tomachevski ofrecía una propuesta para lograrlo:<br />
“Cuanto más importante sea el tema y más duradero su interés, tanto más estará asegurada la vigencia de la<br />
obra. Haciendo retroceder de este modo los límites de la actualidad, podemos llegar a los intereses universales<br />
(los problemas del amor, de la muerte) que en el fondo siguen siendo los mismos a lo largo de la historia<br />
humana. Pero estos temas universales deben nutrirse de una materia concreta, y si esta materia no está vinculada<br />
con la actualidad, plantearse estos problemas pierde todo interés” (Tomachevski, 1980 [1925], p. 201).<br />
¿Cuáles son los temas de la crónica latinoamericana actual? Una mirada al sitio de internet https:cronicasperiodisticas.wordpress.com,<br />
el mayor repositorio del género, muestra los siguientes descriptores: “animales Argentina<br />
Asesinato Bolivia Boxeo Chile Cine Colombia Cárceles delincuencia Deporte Desastres naturales Dictadura<br />
Drogas Ecuador El Salvador Enfermedad España Estados Unidos FARC Frontera Fútbol Guatemala Guerra Homosexualidad<br />
Honduras Hugo Chávez Indígenas Justicia Literatura Los Zetas Lujo Maras Migrantes Militares<br />
Muerte México Música Narcotráfico Nicaragua Niñez Pandillas Perfil Periodismo Perú Pobreza Policía Política<br />
Prostitución Religión Revolución Secuestros Sexo Uruguay Venezuela Viajes Violencia”.<br />
Estas palabras clave coinciden con la enumeración de Darío Jaramillo en el prólogo de su antología sobre la<br />
crónica latinoamericana actual:<br />
Los grandes capítulos de la crónica latinoamericana son la violencia o la extravagancia. Quieres estar por fuera de<br />
la moral convencional para poder oír la voz del asesino, de la madama, de la niña utilizada como objeto sexual (…).<br />
La crónica es la agente del mito popular, de la nueva estética kitsch, de lo cursi, lo extravagante, lo envidiado. Sus<br />
protagonistas pueden ser el ídolo de multitudes, la cantante famosa, el futbolista estrella, el que haga alharaca.<br />
La crónica lo acepta como mito y ayuda a la mitificación. Pero también es el altavoz de la víctima. A la crónica le<br />
fascina la víctima. Y el espacio prohibido, gueto o secta, cárcel o frontera caliente. El momento del despelote, por<br />
terremoto o lluvia, por represión o mera y patética violencia para poder sobrevivir. La crónica suspira y desvive por<br />
encontrar las razones del asesino, sea el niño asesino o el presidente asesino, el terrorista asesino o la adolescente<br />
pistolera (Jaramillo, 2012, p. 45).<br />
Sin embargo estos listados, aunque parecen exhaustivos, tienen la debilidad de no distinguir entre cronistas,<br />
lo que resulta paradójico dado que la misma definición de crónica implica una mirada de autor y, por lo tanto,<br />
hace indispensable la singularidad e imposible la total generalización.<br />
Buena parte de la producción de crónica del continente no calza con las enumeraciones precedentes. Por ejemplo,<br />
la gran mayoría de los perfiles de Plano Americano, antología de la obra de Leila Guerriero (2013), corresponden<br />
a personajes vinculados a la literatura, las artes visuales o el cine. Algo similar ocurre con la antología<br />
de perfiles Elogios criminales, de Julio Villanueva Chang (2008), que incluye un texto sobre el cineasta Werner<br />
Herzog y otro sobre el chef Ferrán Adriá. Ambos cronistas publican habitualmente en secciones y suplementos<br />
de Cultura de periódicos y revistas, por lo que estos perfiles se enmarcan en las pautas de esa área.<br />
Lo de Guerriero y Villanueva Chang es también demostración de que en la crónica latinoamericana actual conviven<br />
diversas generaciones, con énfasis temáticos y estilísticos muy diversos. Guerriero y Villanueva Chang<br />
son formadores de cronistas. Sus discípulos se formaron en un mundo en que ya se había validado la crónica