Le soledades del Góngora. Studio, testo e versione

Sorda a mis voces pues, ciega a mi llanto, 465
abrazado, si bien de fácil cuerda,
un plomo fió grave a un corcho leve;
que algunas veces despedido cuanto
— penda o nade, — la vista no lo pierda,
el golpe solicita, el bulto mueve
prodigiosos moradores ciento
del liquido elemento.
Láminas uno de viscoso acero
— rebelde aun al diamante — el duro lomo
hasta el luciente bipartido extremo
de la cola vestido,
solicitado sale del ruido;
y al cebarse en el cómplice ligero
del suspendido plomo,
Éfire, en cuya mano el flaco remo
un fuerte dardo había sucedido,
de la mano a las ondas gemir hizo
el aire con el fresno arrojadizo;
de las ondas al pez, con vuelo mudo,
deidad dirigió amante el hierro agudo:
entre una y otra lámina, salida
la sangre halló por do la muerte entrada.
un sughero leggiero un piombo assicurato ad una leggiera
corda, che molte volte lanciato sin dove non lo si perda di
vista — stia esso perpendicolare 0 galleggiante — col suo
tonfo sollecita e muove con la massa centinaia di prodigiosi
abitatori del liquido elemento. Un pesce rivestito il duro
lombo di lamine di viscido acciaio — ribelle persino al diamante
— sino all'estremità della lucente bipartita coda,
viene a fior d'acqua spinto dal rumore e mentre si ciba del
complice leggiero del sospeso piombo, Efire, nella cui mano
al fiacco remo era succeduto un forte dardo, fece gemere
l'aria col frassino lanciato dalla mano alle onde; dalle onde
al pesce; con muto volo; una divinità innamorata diresse il
ferro acuto; tra una lamina e l'altra il sangue trovò l'uscita