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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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esposas, ni tan siquiera la tenía por Susan, a pesar de que ella le estaba

empezando a provocar serias contrariedades al respecto, pero jamás perdería

la cordura hasta el punto de anteponerla frente a sus prioridades como en

cambio sí hacía Henry Sylverston.

—Espero que no sea nada grave, por tu semblante me atrevería a decir que

vienes a pedirme dinero y si no fuera consciente de que tu fortuna es

equiparable a la mía, me atrevería a cuestionar tu situación económica —

contestó Aaron tratando de estudiar el comportamiento de su excelencia.

Una vaga sonrisa en lord Sylverston hizo que el duque de Buccleuch se

relajara. Conocía una estimación aproximada de la gran fortuna de los

Sylverston, que incluso se había incrementado en los últimos años con el

éxito de su esposa en el sector de la moda. Le resultaba extraño que

precisamente fuera esa la causa de que estuviera en su despacho.

—Un buen amigo mío, del que puedo asegurar que es alguien en quien se

puede confiar, necesita inversores para un negocio. En realidad, más que

capital, lo que realmente necesita es la repercusión que tendrá si cuenta con el

apoyo de varios miembros de la alta sociedad —dijo tratando el tema con

toda la seriedad que requería.

—¿Y donde está ese buen amigo suyo? —preguntó Aaron asombrado de que

no le hubiera acompañado.

—Se encuentra fuera de la ciudad. No obstante, es alguien a quien ya conoce

de alguna reunión que hemos mantenido en común. Se trata del señor

Benedict

—Si. Le conozco. No he tenido un trato muy cercano con él, pero conozco a

la familia desde hace años —admitió lord Buccleuch.

—No le pediría esto si no fuera por la confianza que tenemos después de

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