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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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Había evitado tocarla no queriendo prolongar aquella consumación,

esperando que una vez terminara con aquel dolor virginal, todo fuese normal.

A diferencia de las anteriores duquesas, ella no había gritado, ni tampoco se

había quejado, quizá todo se debía a que se lo había solicitado expresamente

con la única razón de no asustar a las pequeñas, pero por el contrario había

contemplado esas lágrimas saliendo de sus ojos con las que fue consciente

del dolor que le debía haber afligido. A pesar de ello no parecía estar

resentida, ni afligida y eso era lo suficientemente reconfortante para saber que

en esa ocasión, había realizado una buena elección. Ella era más fuerte de lo

que creía.

—Si, su excelencia —contestó la señora Edna tan cordial como siempre—.

Estoy segura de que pronto realizará sus funciones debidamente.

Aaron contempló a la joven, que mantenía la mirada baja en el plato y

parcialmente le conmovió su postura, parecía algo ausente y probablemente

él fuera la causa de ello.

—Lady Susan, ¿Ha encontrado algo que no resulte de su agrado? —Quiso

preguntar a la joven, en el fondo se sentía algo agradecido por su presencia,

después de esperar que no se dejara ver en tres días como lo hizo su última

esposa.

Nunca había comprendido el razonamiento de una dama, tampoco se había

esforzado por aprenderlo, pero sabía que su carácter era más dócil cuando

eran complacidas con joyas, vestidos o simplemente se les daba ciertas

atribuciones de responsabilidad.

—No —respondió Susan sin mirar al duque—. La casa es encantadora y

estoy segura de que me sentiré muy bien aquí.

Aquello era suficiente para conformarse. Había esperado que la joven

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